Respuestas
Respuesta:nunca
Explicación:
Es irreak
Respuesta:
Ah! acabo de despertarme... Le pido perdón... Estoy todavía toda despeinada...
El principito, entonces, no pudo contener su admiración:
- Qué bella es usted !
- Verdad que sí -respondió dulcemente la flor-. Y nací al mismo tiempo que el sol...
El principito comprendió que no era muy modesta, pero era tan conmovedora !
- Es la hora, creo, del desayuno -había agregado poco después-, tendría la bondad de pensar en mí...
Y el principito, todo turbado, buscando una regadera con agua fresca había atendido a la flor.
Así, ella lo había atormentado en seguida con su vanidad un poco tempestuosa. Un día, por ejemplo, hablando de sus cuatro espinas, le dijo al principito:
- Ya pueden venir, los tigres, con sus garras !
- No hay tigres en mi planeta -había objetado el principito-, y además los tigres no comen hierba.
- Yo no soy una hierba-, había respondido suavemente la flor.
- Discúlpeme...
- No temo en absoluto a los tigres, pero tengo horror a las corrientes de aire. No tendría usted una pantalla ?
"Horror a las corrientes de aire... no es muy afortunado, para una planta, había observado el principito. Esta flor es bien complicada..."
- A la noche me pondrá bajo un globo. Hace mucho frío en este lugar. Está mal acondicionado. Allá, de donde vengo...
Pero se interrumpió. Ella había venido en forma de semilla. No había podido conocer nada de otros mundos. Humillada por haberse dejado sorprender preparando una mentira tan ingenua, había tosido dos o tres veces para hacer sentir en falta al principito:
- Y esa pantalla ?...
- Iba a buscarla pero usted me hablaba !
Entonces ella había forzado su tos para infligirle de todos modos remordimientos.
Así el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, pronto dudó de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia, y se volvió muy desdichado.
"Debería no haberla escuchado -me confió un día-, no hay que escuchar nunca a las flores. Hay que mirarlas y olerlas. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no sabía alegrarme con ella. Esa historia de garras, que me había irritado tanto, debería haberme enternecido..."
Me confió todavía:
"No supe entonces entender nada ! Debería haberla juzgado por los actos y no por las palabras. Me perfumaba y me iluminaba. Nunca debería haberme escapado ! Debería haber adivinado su ternura detrás de sus pobres artimañas. Las flores son tan contradictorias ! Pero yo era demasiado joven para saber amarla."
esa conversación entablaron