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Cuestión controvertida durante muchos siglos fue cual era la ciudad cuna de Colón. Sobre ello circularon por Europa y América las mas extrañas y singulares hipótesis movidas, por lo general, por un mal entendido nacionalismo de patrias chicas. En mi pequeña biblioteca colombina encuentro dos pequeños opúsculos que corroboran lo anterior y en donde sus respectivos autores se afanan en demostrar que el Almirante era nada menos que ¡gallego o toledano!.
Don Enrique María de Arribas y Turull, el autor del primero de estos opúsculos, “Cristóbal Colón, natural de Pontevedra”1 debió ser un prócer de los que empeñan vida y hacienda en desafiar a los demás con sus razones 2. En su “peregrina” teoría, a la que no le faltaron acompañantes, defendía que que Colón era nacido en Pontevedra, de origen israelita, pero que se hizo pasar por genovés, porque sonaba bien y porque ademas “nadie es profeta en su tierra”.
Unos años mas tarde, en 1928, cercana la Exposición Iberoamericana de Sevilla, otro autor, de nombre Ventura F. López 3 publica otro opúsculo “Colón Toledano (misterio aclarado)”4 donde lanza la alucinada tesis de que Cristóbal Colón no se llamaba, en realidad, así, sino que su verdadero nombre era Miguel Illayno Fonterrosa, hijo del arcediano de Guadalajara D. Gutierre Álvarez de Toledo, hermano del duque de Alba y que si adoptó el nombre de Colón fue por el Espíritu Santo (Colomba) que inspiró la empresa americana.
Hoy, burlándonos de tan capciosos argumentos, sabemos sin ningún género de dudas que Colón nació en las cercanías de Génova, hijo de un tejedor de paños de nombre Domenico Colombo, casado con Susana Fontanarossa y que tuvo cuatro hermanos.
Pero este del lugar de nacimiento es una digresión previa al asunto que queremos abordar en este post y cuyo enunciado es: ¿que pasó con los indios que trajo o envió Colón a España durante sus viajes a las tierras recién descubiertas?. Es algo que ha suscitado nuestra curiosidad y de cuya respuesta no estamos ciertos