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Respuesta:
Las plantas vasculares, también conocidas como traqueofitas, se
caracterizan por tener, salvo muy pocas excepciones, un plan estructural externo
muy homogéneo, donde el cuerpo o cormo está constituido por el vástago,
diferenciado en tallo y hojas, y la raíz. Desde el punto de vista anatómico
presentan en común: cutícula para limitar la pérdida de agua, estomas para
efectuar el intercambio gaseoso, tejidos especiales para proveer soporte, tejidos
para la conducción de agua y nutrientes. El alternante dominante en el ciclo de
vida es el esporofito.
El tallo o eje se considera el órgano más primitivo de las plantas
vasculares, puesto que las más simples están formadas sólo por ejes. Durante la
evolución, las partes subterráneas de estos ejes se transformaron en raíz y
algunos ejes aéreos sufrieron modificaciones que los convirtieron en los
órganos aplanados que son las hojas. Como característica particular presentan
xilema, tejido conductor de agua que aparece por primera vez en este grupo.
Son caracteres de interés en la separación del grupo: los tipos de hojas y los
patrones o modelos (estelas) en que se disponen los tejidos conductores
primarios (floema y xilema) en la parte media del tallo o cilindro central.
Se diferencian dos tipos de hojas atendiendo a su evolución filogenética
y complejidad alcanzada: micrófilas y macrófilas. La micrófila es el tipo de hoja
más simple y su vascularización no está asociada a una interrupción en la
continuidad del tejido vascular del tallo, ya que sólo una pequeña porción
periférica de éste se desvía para constituir la traza foliar. La macrófila es el tipo
más complejo de hoja y su vascularización está asociada a la interrupción
del cilindro vascular del tallo, que en el punto donde se inserta la hoja al tallo se
desvía completamente para formar la traza foliar, dejando una zona libre de
tejido vascular que se rellena con parénquima y que se conoce como laguna
foliar