Respuestas
las conductas del acosador no parecen tener una intención clara y emite mensajes contradictorios sirviéndose de la comunicación no verbal. Dado que este tipo de comunicación no se capta de manera consciente, a no ser que pongamos especial atención, las sibilinas intenciones del agresor no se ven venir.
Dentro de esta comunicación no verbal se incluirían por ejemplo las miradas despreciativas, o la retirada de la mirada, el tono irónico en el habla y otras muchas conductas. Entonces el problema va creciendo sin que la víctima se de cuenta. Es más, intentará agradar comportándose de manera más complaciente, lo que al tiempo la hace más vulnerable.
Poco a poco el acosador incorpora mensajes de doble vínculo, es decir, imbuye a la persona en situaciones comunicativas cargadas de mensajes contradictorios, haciéndole vivir en una paradoja.
Por ejemplo puede aprovechar un hecho insignificante para convertirlo en una falta. "¿Ya has dejado de perder expedientes?" La implicación de que la pregunta debe recibir un "sí" o un "no" por respuesta crea una paradoja; pues uno no puede haber dejado de realizar una acción que nunca ha hecho toda vez que, uno no puede haber continuado con la realización de una acción que nunca empezó.
Conforme pasa el tiempo, el acoso se hace más intenso y se alterna con periodos de calma, no agresión e incluso reconocimiento, lo que hace que la persona se relaje y crea que todo han sido imaginaciones suyas, que respire con cierto alivio en la creencia de que todo ha terminado para, cuando más tranquila está, recibir el siguiente golpe.