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Respuesta:
Desde los inicios de la conquista española de América, Antioquia fue una región completamente aislada geográficamente, y este aislamiento continuó durante el período de la colonia española y los subsiguientes.
El territorio antioqueño, estaba poblado en la época precolombina por pueblos indígenas de las tribus de los catíos, nutabes, tahamíes y quimbayas. Las cuatro primeras tribus, y otras afines de variados nombres, constituían la gran mayoría indígena del territorio y pertenecían a una familia lingüística mayor, denominada genéricamente por los antropólogos como caribes. Los quimbayas constituían una familia diferente.
El occidente colombiano, y particularmente Antioquia, durante la Colonia llamaba la atención por su aislamiento, atraso y pobreza (hasta el punto de que los viajeros que la visitaban la comparaban con las colonias de África).2
Durante este proceso de colonización se fundaron casi tantas ciudades nuevas como se habían fundado en el primer siglo de conquista y colonización españolas.3 Se aportaron a la economía colombiana miles de hectáreas de tierras nuevas cultivadas. El café se transformó en una gran industria de exportación que brindó una nueva posibilidad de formación de capitales, los cuales derivaron luego hacia el comercio y la industria. En la gran fecundidad del pueblo antioqueño estas dos actividades encontraron un amplio campo vital que permitió a este grupo pasar de una población de 50.000 habitantes,2 que tenía la provincia de Antioquia a fines del siglo XVIII, a una actual de varios millones de habitantes, con lo cual la proporción demográfica entre el oriente y occidente colombiano se invirtió a favor de este último, y el potencial humano de una nación despoblada creció en un siglo más que en toda su historia anterior.
Estampa antioqueña de la época.
Además, surgió una sociedad más fluida y democrática formada por numerosos propietarios rurales, donde el latifundio (explotación agraria de grandes dimensiones) era la excepción, donde las oportunidades de ascenso fueron mayores, y donde las distancias y diferencias sociales fueron menores que en otras zonas del país.4
Sólo el estudio de las condiciones económicas, geográficas y sociales de Antioquia en la Colonia, nos dan la clave de la migración que tuvo su apogeo en el siglo XIX. En dicha zona, y a diferencia de otras regiones, no se creó una aristocracia parasitaria que viviera del trabajo aborigen; por no existir en su suelo grandes civilizaciones indígenas, y, sobre todo, porque los que fueron sometidos fueron asimilados, o bien, rápidamente sucumbieron ante las enfermedades traídas por los españoles, la institución de la encomienda no se desarrolló y pronto desapareció, con la consecuencia de que la agricultura tuvo que ser trabajada directamente por los españoles y sus descendientes, pues los esclavos fueron dedicados preferentemente a la minería.3
De todas las regiones colombianas, Antioquia era la más aislada con el exterior y su comercio de exportación, con excepción del oro, era prácticamente nulo, lo cual incidía en la pobreza casi general. Las tierras habitadas eran escarpadas y estériles, y la propiedad estaba concentrada en las manos de unos pocos, lo cual daba origen a una contradicción entre el creciente número de habitantes que pedían tierras para cultivarlas y subsistir, y los poseedores de títulos de propiedad, que preferían mantenerlas incultas.
Por último, a fines del siglo XVI, hubo una baja en la extracción de oro, que era el principal y casi único artículo producido por los campesinos del oriente antioqueño. Acosados por el hambre y la falta de trabajo en la minería y sin posibilidades de dedicarse a la agricultura en tierras tan estériles y concentradas en su propiedad por unos pocos, no tuvieron más que emigrar a regiones más propicias para su subsistencia y expansión.
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