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Colombia es uno de los países sudamericanos con mayor índice en muertes ligadas al fútbol. Foto Internet.
La violencia de las barras bravas en Sudamérica
Viernes, Diciembre 27, 2013 - 11:17
Una legión de fanáticos del fútbol dejan de ser simples aficionados, para convertirse en asesinos. Para nadie en un secreto que el fenómeno de las Barras Bravas es cada vez más delicado y con urgencia de eliminarlo de raíz.
El tema ha tomado más trascendencia por el Mundial 2014 que tiene como foco al país brasileño, pues este anfitrión de la gran fiesta futbolera es la cabecilla de la lista de muertes ligadas al deporte.
Estadísticas
Este año 30 fueron las muertes generadas por las barras bravas en Brasil, uno menos que en 2011, denominado el peor año en su historia. Argentina le sigue con nueve muertes, donde los hinchas visitantes tienen vedado el acceso a los estadios tras reiterados sucesos de violencia.
Colombia, Paraguay y Perú, no se quedan atrás con este flagelo, mientras tanto Uruguay, Ecuador y Chile, demuestran casos de agresiones y desmanes en distinta escala que dejaron heridos o detenidos.
Colombia
Uno de los casos más recientes y escalofriantes a cargo de estas Asociaciones Ilícitas como lo suelen llamar gran parte de la ciudadanía se registró dentro de una estación de TransMilenio, en Bogotá en un hecho que generó la suspensión de un partido de fútbol entre Nacional y Millonarios.
El desafortunado asesinato se presentó al interior de la estación Ricaurte del articulado, donde unas riñas por camiseta cobraron la vida de Carlos Andrés Medellín. Las autoridades manifestaron que la agresión se dio tras un enfrentamiento con armas blancas, donde el joven recibió una puñalada mortal en su corazón.
El secretario de Gobierno de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo, salió al paso a la noticia y señaló que el partido de la fecha 11 de la Liga Postobón que se iba a disputar entre Millonarios y Nacional en el estadio El Campín sería suspendido. La razón: "en un día de luto no se puede estar celebrando en un estadio".
Expertos
Según expertos los hinchas genuinos y atraídos por su amor al club, empiezan a ganar un espacio de poder que recorta sus frustraciones sociales ocasionadas por la falta de oportunidades de empleo, estudio y calor familiar.
"Se desahogan del sistema social mediante el fútbol que es un espacio de comunicación y expresión que en casi toda Latinoamérica es como un tema tribal", dijo Andrés Parra, sociólogo deportivo de la Universidad Central de Chile.
Por su parte Leonardo Mendiondo, sociólogo uruguayo e investigador especializado en deportes señaló que el fútbol es una gran vidriera, tenemos una violencia instalada interpersonal y social y no es para nada llamativo que esos fenómenos de violencia se expresen en una cancha de fútbol".
En similar sintonía, Aldo Panfichi, sociólogo de la Universidad Católica de Perú, sostuvo que la hinchada del fútbol "tiene una tolerancia muy amplia a las conductas extremas, es por eso que permite, sin freno, expresiones de problemas más profundos que no aparecen tan descarnadamente, es como una válvula de escape sin restricción".
"Tenemos una violencia que es centrífuga, que sale del fútbol a la sociedad, pero también hay violencia centrípeta, que es la que viene de la sociedad al fútbol, ahí tenemos racismo", dijo Fernando Carrión, especialista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso.
¿Cómo atacar el problema?
El pie de fuerza, dice ser el mayor atacante a este flagelo, pero en ocasiones los fanáticos burlan la efectividad policial, produciendo a nivel nacional y mundial más violencia, que identidad, furor y pasión pos la camisa.
Es por lo anterior que Colombia, específicamente la capital, le sigue el paso a este fenómeno, implementando desde la Secretaría Distrital de Gobierno de Bogotá el programa Goles en Paz que busca hacer del fútbol una fiesta de convivencia antes, durante y después de cada encuentro deportivo.
El titular de la dependencia mencionada, Guillermo Asprilla Coronado, señaló que el programa Goles en Paz, ha permitido durante su creación en el 1999 mejorar el orden público, especialmente en el estadio El Campín.