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El ser humano es de suyo un ser condicionado, es decir, la naturaleza humana es inconforme, la inquietud propia de los seres humanos, dada por su carácter racional se contrapone con sus habilidades biológicas para superar las barreras y obstáculos inquebrantables de la vida, por consiguiente la incertidumbre y finitud del ser siempre conducirá a la conclusión de que la condición humana es una forma de determinación apriorística.
Sin embargo, a pesar de los condicionamientos naturales y sociales, el ser humano puede alcanzar un nivel ulterior de consciencia y responder así las grandes preguntas que la metafísica propicia en el saber científico, de este modo muchos de esos obstáculos pueden ser solventados y los que no pueden mitigarse conforme la aceptación y valoración simbólica de los mismo, lo que en cierto modo otorga un nivel superior de autonomía, así que definitivamente, al asumir los grandes misterios y condicionamientos como oportunidades para el crecimiento personal nos hacemos libres.