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Las leyes y penas en la época medieval no eran más que la muestra de un sistema social y de unas instituciones que monopolizaban todo el sistema y por ello las leyes eran el reflejo de esa monarquía absoluta y esa constante lucha por la abolición de los postulados que contradecian la iglesia, quien reinaba en ese entonces en toda la sociedad. Es decir, el poder era subsumido por la iglesia y todo giraba en torno a la religión y a los postulados de Dios, por ello se crean dogmas irrefutables para el cristianismo y cualquier atentado contra ello da lugar a una pena o castigo, de ahí que los castigos eran mirados desde una óptica divina donde si el juzgado era inocente su Dios lo salvaría de la pena y así mismo las leyes más que todo tipificaban delitos que iban en contra de la iglesia, ejemplo de ello lo vemos en la inquisición, una fuente de abolición de la herejía como uno de los delitos más penados en aquella época.