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En la obra “El jefe” del peruano Julio Ramón Ribeyro se cuenta la historia de Eusebio Zapatero, ayudante de contador de la empresa Ferrolux, S. A. La empresa realizo una fiesta a sus empleados, con motivo de inaugurarse su nuevo club social.
Todos en la fiesta se encontraban reunidos por grupo, pero Eusebio Zapatero se encontraba solo y siempre estuvo merodeando alrededor de su jefe, el apoderado Felipe Bueno. Eusebio trato de hablarle al jefe durante toda la noche pero no se atrevió.
Cuando se termino la fiesta el jefe los invito a todos a un bar cercano en donde siguieron con la fiesta, bebiendo y contando chistes. Poco a poco se fueron yendo los empleados hasta quedarse solo Eusebio y su jefe Felipe. Eusebio estaba encontrando el momento indicado para pedirle un aumento pero Felipe le evadía el tema ya que no quería conversar sobre trabajo.
Entraron en confianza y Eusebio le comenzó a llamar “Pim” al jefe, ya que él le había contado que así le llamaba su esposa. Mientras que el jefe le empezó a decir “Bito” porque así lo llamaban sus amistades.
A la mañana siguiente Eusebio llego tarde a la oficina, pero lleno de confianza entro a la oficina de su jefe Felipe, cuando entró el se encontraba leyendo la correspondencia de la mañana. Eusebio cuando lo ve le dice: “Pim”, y en ese momento el jefe voltea y lo ve con una mirada fría e indiferente y le responde “Buenos días Señor Eusebio Zapatero” y continuó leyendo su correspondencia.