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Desde hace aproximadamente una década asistimos a una feliz floración de estudios de historia de la educación centrados en la formación del magisterio en España y las instituciones de su acogida inicial, las Escuelas Normales. Su mera enumeración y referencia bibliográfica llenaría varias páginas, por lo que cabe afirmar que no es un tema desconocido para el especialista. Además, acoge la práctica totalidad de Escuelas Normales de toda la geografía hispana. En cuanto a la institución de referencia para este trabajo, la de Salamanca, es preciso afirmar que también va siendo estudiada en visiones de conjunto dentro del ámbito de Castilla y León, o en otras etapas históricas diferentes a la que ahora abordamos. Esta es, expresada de forma breve, la justificación de lo escrito a continuación: cubrir en cierta manera una pequeña laguna, al tiempo que contribuye a explicitar el rico movimiento pedagógico y normalista que vive la España liberal del tercio central del XIX. Podrá advertirse que se trata de un estudio institucional de carácter local, aunque encuadrado en la etapa histórica que venimos considerando de emergencia del sistema nacional-liberal de educación en España, y, por tanto, de creación y primera consolidación de las Escuelas Normales. Por ello, queremos aquí poner de manifiesto cómo el caso de Salamanca, situándose en un plano de realizaciones oscilantes, aunque comparativamente dignas, nace y subsiste en este período histórico dentro de un contexto mucho más amplio. También hemos de informar en este preámbulo sobre la dificultad en la búsqueda y tratamiento de fuentes. Las particulares del establecimiento son, para esta primera etapa de su vida, escasas y de no mucha significación documental. Sin embargo, aunque muy dispersas, sí son abundantes en otros archivos como el de la Diputación de Salamanca y el Archivo General de la Administración, o en boletines, prensa e informaciones estadísticas generales y de las memorias de la Universidad. Ello ha obligado a un inevitable rastreo con resultados ciertamente dispares.
Respuesta:
El sistema educativo de los liberales
Por Eduardo Montagut Contreras. Doctor en Historia Moderna y Contemporánea.
Iniciamos una serie de artículos sobre la historia contemporánea de la educación en España, asunto capital y polémico en la misma y en nuestro presente. Comenzamos con las Cortes de Cádiz y el establecimiento del
Tarea
¿como era el sistema educativo de los liberales?sistema educativo liberal en España en el reinado de Isabel II.
La Constitución de 1812 reconoció el derecho a la educación y estableció que el Estado debía garantizarlo. En las Cortes se elaboró un exhaustivo informe sobre la educación en España por una comisión que presidía Manuel José Quintana. La vuelta al absolutismo paralizó la creación de un sistema educativo nacional, pero el informe de Quintana se retomó en el Trienio Liberal, elevándolo a rango legal con algunas modificaciones. De nuevo, el renovado absolutismo, ahora en la denominada “Década Ominosa”, paralizó el proceso.
En la época de las Regencias por la minoría de edad de Isabel II se inició el proceso para implantar el primer sistema educativo español. En 1838 se dio un Reglamento de Escuelas Primarias. Entre mediados de dicha década y la siguiente comenzaron a abrirse los primeros institutos de segunda enseñanza. En 1845 se aprobó el Plan Pidal, ya en la Década Moderada. El sistema terminó de perfilarse con la primera ley general educativa, conocida como la Ley Moyano, aprobada en 1857, que con algunas variaciones llegó hasta bien entrado el siglo XX.
El sistema educativo liberal era dual: una parte era estatal y otra privada, con fuerte presencia de la Iglesia que, por otra parte, recuperó el control ideológico y moral sobre la escuela española gracias al Concordato de 1851. Uno de los problemas más graves de la educación decimonónica española fueron las limitaciones presupuestarias. Las escuelas no estaban dotadas adecuadamente, con unos maestros mal pagados, dando como resultado una pésima calidad de la enseñanza. Aunque la enseñanza primaria era obligatoria, muchos niños y niñas, por otro lado, segregados, no podían acudir a las escuelas porque tenían que contribuir al sustento familiar, por lo que la escuela nunca fue un factor de cohesión social. Se calcula que en 1900 el número de personas escolarizadas en este nivel era del 50%. El analfabetismo siguió siendo muy alto en todo el siglo XIX. En 1800 la mitad de la población era analfabeta, pero el porcentaje solamente disminuyó al 36% en 1900. En todo caso, el porcentaje de analfabetos dependió de las zonas geográficas y por sexos, siendo más alto en el medio rural y entre las mujeres. El número de estudiantes de secundaria se mantuvo estable a lo largo del período. Al terminar el siglo, había un instituto en cada capital de provincia, con la excepción de Madrid y Barcelona, que contaban con más, dada su población.
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