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Debido a que Atenas nunca pudo imponer su hegemonía en la Grecia antigua, la proposición es falsa.
El mundo griego antiguo presentaba una característica interesante, y es que, debido a las peculiaridades geográficas de la península balcánica, donde se asienta Grecia, un territorio abrupto y montañoso con tierras relativamente pobres; los asentamientos humanos griegos desarrollaron el sistema de las ciudades-estados o polis, polis que nunca lograron la integración geográfica.
Aunque Atenas se constituyó en una de las polis más poderosas de Grecia, sin embargo, nunca pudo lograr la unificación política del mundo griego bajo su mando, entre otras cosas por encontrase enfrentada con otras polis igual o más poderosas que ella como el caso de Esparta o Corinto entre otras. A lo sumo llego a liderar la Liga de Delos, una alianza político-militar de muchas de las polis de la Grecia continental.