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Los jueces no se renuevan en sus cargos periódicamente porque su experiencia es muy importante para su trabajo.
Los jueces administran la justicia, es decir, llevan a la práctica las leyes en cada uno de los casos que se les presentan. Aunque es una tarea que parece sencilla, no lo es, porque además de aplicar la ley, los jueces deben considerar muchos elementos sobre el caso en particular y relacionar hechos, ideas, normas, antecedentes, motivaciones y sobre todo interpretar el espíritu de la ley.
Para esto se apoya en numerosos estudios pero se aprende fundamentalmente al llevarlo a la práctica. Por ello, a medida que un juez tiene experiencia es cada vez más valioso y tiene cada día más claridad en su labor, por lo tanto pasarlo a otro cargo, es decir, dejar de ser juez representa una pérdida considerable de experiencia y sabiduría necesarios para el buen funcionamiento de cualquier sistema judicial.
Renovar los cargos implica sustituir a un juez por otro y ello implica comenzar a adquirir experiencia y comenzar de nuevo el proceso. Por eso es común en algunos países que un juez trabaje como tal al lado de otro con más experiencia y sabiduría antes de asumir el cargo formalmente.