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En atención al requerimiento expresado en el enunciado, procedemos a redactar el resumen correspondiente al Capítulo 3 del libro “La edad media explicada a los jóvenes” autoría del escritor e historiador francés Jacques Le Goff.
Este capítulo en particular se centra en la descripción de dos tipologías arquitectónicas que han adquirido, a través de los siglos, un valor icónico representativo de la Edad Media: castillos y catedrales. No se trata, empero, de una descripción arquitectónica a secas, sino más bien contextual, semántica social de dichas construcciones. Lo primero que destaca el autor es la razón por la cual se construyeron castillos fortificados y catedrales (muchas sinceramente magníficas); la defensa y la reunión religiosa de la feligresía (también hogar del señor y el obispo, respectivamente). Además, y no menos importante representaban el poder establecido, el de las armas (caballeros) y el de Dios (a través del obispo, su representante en la tierra) por medio de la jerarquía de las edificaciones, especialmente denotada por su altura. Se asociaba la altura al dominio del señor (dueño del casillo y sus predios) y a la omnipresencia todopoderosa de Dios (ante la cual, el fiel, al entrar aproximarse al recinto catedralicio y entrar en él, debe sentirse maravillado y también insignificante ante la grandeza divina).
Otro aspecto que aborda el autor, es el recuento histórico de ambas construcciones: desde los antiguos castillos construidos entre los siglos VI y X (muchos de ellos con madera, el material más explotado hasta entonces), pasando por las magníficas fortalezas de piedra (entre los siglos XI y XVII), hasta los palacios edificados para uso eminentemente residencial (sustitutos de los castillos fortificados a razón de la aparición del cañón en el siglo XIV aproximadamente, lo que hizo inservibles las murallas con fines defensivos). Las catedrales, por su parte, de igual manera evolucionaron notoriamente; mucho dista entre las oscuras catedrales románicas, algunas incluso de techumbre totalmente plana y edificadas completamente en madera, para desembocar en las luminosas catedrales góticas, de elegante estructura nervada y grandes vanos o aberturas, muchas provistas de maravillosos vitrales de colores con motivos formales alusivos a la Fe.