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Sustantivos propios
Los sustantivos propios son aquellas palabras que sirven para denominar en forma concreta una entidad. Es decir, con los nombres propios nos referimos específicamente a un individuo u objeto en particular; este tipo de sustantivos diferencia a entidades de la misma clase unos de otros. Así, los nombres de personas, lugares geográficos e incluso los mismos apodos son sustantivos propios.
Ejemplos de sustantivos propios:
América (como nombre de mujer o como continente)
Pepe (como apodo de José o tal vez como nombre de un restaurante)
Varela (como apellido o localidad)
Japón (como el nombre del país)
Zara (como marca de ropa o nombre de mujer)
Los nombres propios siempre se escriben con mayúscula inicial.
Sustantivos comunes
Los sustantivos comunes se utilizan para designar en forma general a las persona, animales u objetos.
Estos sustantivos hablan de una clase de entidades pero no los diferencian los unos de los otros.
Ejemplos de sustantivos comunes:
niño
vaca
gato
naranja
felicidad
A menos que estén al inicio de un enunciado, los sustantivos comunes siempre se escriben con minúscula. Estos se clasifican de la siguiente manera:
Sustantivos abstractos: estos son las ideas o sentimientos. Son sustantivos que no pueden percibirse por los sentidos sino que son un concepto mental. Así, "bondad", "belleza", "compasión" o "alegría" hacen pare de esta categoría, igual que sustantivos como "inteligencia", "sagacidad" o "verdad". Entre los sustantivos abstractos se encuentran los abstractos de fenómeno, que se refieren a una acción, como "pasatiempo", los abstractos de cualidad, que se refieren a una cualidad del objeto o persona, como "hermosura", y los abstractos de número, que cuantifican sin puntualizar las cantidades, como "mucho" o "demasiado".
Sustantivos concretos: estos son aquellos conceptos que sí son perceptibles por los sentidos, aunque no necesariamente existan en la realidad. Así, nombres como "heladera", "carpeta", "teclado", "alfombra", "duende" o "sirena" hacen parte de esta categoría.
Sustantivos contables: son aquellos que designan cosas que son susceptibles de enumeración, como es el caso de "tres sillas", "dos mesas", "cinco lápices" o "cuatro manzanas".
Sustantivos no contables: son aquellos que no pueden ser enumerados salvo si se refieren a clases o variedades distintas de una misma cosa, pero en general sí se pueden medir.
Algunos sustantivos de esta categoría son "agua", "maíz", "harina", "conocimiento" o "humo".
Sustantivos individuales: son aquellos que nombran a un ser en particular de un conjunto de seres; así el sustantivo "abeja", o "león" pertenecen a esta categoría.
Sustantivos colectivos: son aquellos que se encargan de nombrar a seres que engloban a otros de un mismo tipo o clase. Refiriéndonos al ejemplo anterior, un grupo de abejas, se denomina "enjambre", un sustantivo colectivos, al igual que "manada", "tropa", "jauría" o "pandilla".
Sustantivos derivados: son aquellos que derivan de otra palabra, como "zapatería" (de "zapato") o "peluquería" (de "pelo").
Sustantivos primitivos: son aquellos que no derivan de otra palabra como "mar", "gato" o "cuadro".
suga1623