• Asignatura: Religión
  • Autor: NICOLE1123
  • hace 8 años

La virtudes de jacob que puedo imitar

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Respuesta dada por: juanarosafernandez10
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LA VIDA de Jacob estuvo marcada por los conflictos y las calamidades. La cólera asesina de su hermano gemelo lo forzó a huir para salvarse. En vez de casarse con la joven a quien amaba, se le obligó con engaño a casarse primero con otra mujer y terminó teniendo cuatro esposas y muchos problemas (Génesis 30:1-13). Durante veinte años trabajó para un hombre que lo explotaba. Luchó con un ángel y quedó lesionado de por vida. Su hija fue violada, sus hijos provocaron una masacre, y sufrió la trágica pérdida de su hijo y su esposa favoritos. Cuando siendo ya mayor se vio obligado a emigrar para escapar del hambre, admitió que sus días habían sido “pocos y angustiosos” (Génesis 47:9). A pesar de todo, Jacob era un hombre espiritual que confiaba en Dios. ¿Fue en vano su fe? ¿Qué lecciones aprendemos de tan solo algunas de sus experiencias?

Era muy diferente de su hermano

La razón de la discordia entre Jacob y su hermano Esaú era que mientras uno valoraba las riquezas espirituales, el otro las despreciaba. A Jacob le interesaba la promesa del pacto que se había hecho con Abrahán y se dedicó a cuidar de la familia que Dios había nombrado como herederos. Por eso Jehová lo ‘amaba’. Jacob era un hombre “sin culpa”, expresión que denota excelencia moral. Por otro lado, Esaú tenía tan poco interés en su herencia espiritual que se la vendió a Jacob por una miseria. Cuando este, con la aprobación divina, reclamó lo que le pertenecía y obtuvo la bendición que originalmente le correspondía a su hermano, Esaú reaccionó con furia vengativa. Jacob entonces abandonó todo lo que amaba, pero lo que sucedió después sin duda disipó cualquier desánimo que pudiera haber sentido (Malaquías 1:2, 3; Génesis 25:27-34; 27:1-45).

Mediante un sueño, Dios mostró a Jacob unos ángeles que ascendían y descendían por una escalera, o “escalinata de piedras ascendente”, que iba de la tierra al cielo, y le aseguró que lo protegería tanto a él como a su descendencia. “Por medio de ti y por medio de tu descendencia todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán. Y aquí estoy yo contigo y ciertamente te guardaré en todo el camino por el cual estás yendo, y ciertamente te haré volver a este suelo, porque no voy a dejarte hasta que realmente haya hecho lo que te he hablado.” (Génesis 28:10-15, nota.)

¡Qué reconfortante! Jehová confirmó que las promesas que había hecho a Abrahán y a Isaac enriquecerían espiritualmente a la familia de Jacob. A este se le hizo ver que los ángeles pueden ministrar a quienes tienen la aprobación de Dios, y se le garantizó que recibiría la protección divina. Agradecido, Jacob hizo un voto de ser fiel a Jehová (Génesis 28:16-22).

Jacob no usurpó en modo alguno la herencia de Esaú. Antes de que nacieran, Jehová había dicho que “el mayor servir[ía] al menor” (Génesis 25:23). Pero puede que alguien pregunte: “¿No habría sido más fácil si Dios hubiera hecho que Jacob naciera primero?”. Lo que sucedió después nos enseña verdades importantes. Dios no reserva bendiciones para quienes creen que tienen el derecho de recibirlas, pero sí muestra bondad inmerecida a quienes él escoge. Por ello, Jacob recibió la primogenitura, no su hermano mayor, quien la había despreciado. De igual manera, debido a que los judíos naturales como nación mostraron la misma actitud que Esaú, se les reemplazó con el Israel espiritual (Romanos 9:6-16, 24). Hoy la buena relación con Jehová no se consigue mediante una herencia recibida sin esfuerzo alguno por haber nacido en el seno de una familia que teme a Dios o en un ambiente espiritual. Los que desean recibir bendiciones divinas tienen que esforzarse por ser piadosos y tienen que estimar de verdad las cosas espirituales.

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