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espero te sirva y me elijas como mejor respuesta
El pensamiento hispanoamericano es, generalmente, una rapsodia compuesta de motivos y elementos propios del pensamiento europeo. El peruano Augusto Salazar Bondy continua esta tradición critica. La filosofía en el subcontinente fue originalmente un pensamiento impuesto por los conquistadores europeos de acuerdo a los intereses de la corona española y la iglesia católica. Ha sido un pensamiento de la clase alta o de una elite oligarca refinada y, en gran medida, reflejo de las diferentes influencias económicas y políticas de las metrópolis.
Y el brasilero Afranio Coutiho afirma que una mentalidad colonial no es la mentalidad ideal para construir una Filosofía original. No es posible imaginar como podría haber una mentalidad diferente sin tener independencia económica de los poderes imperialistas.
fotoPor primera vez en la historia, con la existencia del Tercer Mundo, dice Bondy, el mundo del oprimido y subdesarrollado se esta liberando a sí mismo y, al mismo tiempo, liberando al opresor. Es por esto que, por primera vez, puede haber una Filosofía de la Liberación.
En el caso concreto de la lucha de clases, grupos y naciones hay otro que es el dominador y que hay que remover de las estructuras de dominación. Hay que desmantelar la maquinaria del opresor. Y la filosofía tiene que estar en esta lucha, porque si no lo está se torna en un pensamiento abstracto con el cual, a pesar de que intentamos liberar a otros, como filósofos, ni siquiera nos liberamos a nosotros mismos.
Cuando a mediados del siglo XX el etnohistoriador Miguel León-Portilla publica La Filosofía Náhualtl desencadena un torrente de críticas por el inadecuado uso del termino filosofía para designar algo que a los aztecas no les había preocupado. La ausencia de un discurso filosófico en los aztecas significaba que su carencia los definía como bárbaros y «subdesarrollados». Pero también podía significar que esta diferencia no era una carencia, sino la afirmación de que ellos tuvieron o hicieron algo diferente que los europeos no tuvieron.
El problema que León-Portilla planteó es el de la diferencia colonial que atrapa a la filosofía del otro en un callejón sin salida. O su filosofía es tan similar a la occidental que su falta de distinción no constituye ninguna contribución y toda diferencia desaparece. O, por el contrario, es tan diferente que sus credenciales para ser filosofía genuina estarán siempre en duda.
Demasiada similitud o demasiada diferencia. La diferencia colonial ha sido articulada desde los primeros diseños cristianos hasta la actual colonización global impulsada por la metafísica del mercado. La de-colonización intelectual y, en particular, la de-colonización de la
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