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Respuesta:
El 30 de diciembre de 1923 el astrónomo Edwin Hubble descubrió las estrellas individuales que constituyen la nebulosa de la región externa de la galaxia de Andrómeda, y gracias a la relación luminosidad-distancia que caracteriza a estas estrellas, pudo demostrar que Andrómeda no está en el interior de nuestra Galaxia.
Explicación:
Refugiado de la peste en su pueblo natal, Isaac Newton en 1666 la ley de la gravitación universal, de acuerdo a la cual todos los objetos se atraen. Esta ley, publicada poco mas de veinte años después, dice que entre dos objetos hay una fuerza de atracción que depende de la masa de dichos objetos y de su distancia. Empleando las leyes de la mecánica, enunciadas también por él, la gravitación permitía explicar las características del movimiento de planetas, satélites y cometas. Junto con el éxito de la nueva ley, llegaron nuevos problemas. Newton estaba intrigado por el hecho de que la atracción mutua entre las estrellas no hubiera ocasionado que estas se juntaran en un solo objeto, dando lugar a una especie de colapso del universo conocido en aquél entonces. La solución que daba el propio Newton a este problema radicaba en la enorme distancia entre las estrellas. Aun cuando nadie habia medido la distancia entre el Sol y alguna estrellas, a partir de sus brillos Newton ya tenía buena idea de que tan grandes eran estas distancias.
En 1692 el escolástico Richard Bentley, realizando una serie de estudios teológicos, formuló que "la estructura del Universo solo puede ser producto de la mano de Dios". Antes de publicar sus estudios, Bentley consultó a Newton: ¿qué sucedería si la materia del Universo fuera distribuida uniformemente en el espacio y libre de moverse bajo el efecto de la fuerza de gravedad? Newton respondió que si el Universo tenia dimensiones finitas entonces se colapsaría en un solo objeto esférico; si el Universo fuera infinito, este colapso solo podría prevenirse si la materia estuviera distribuida en forma perfectamente uniforme, lo cual era improbable. Incluso en este caso, bastaría una pequeña fuerza de otro origen para desencadenar el colapso del Universo. Bentley concluyó que la razón por la cual el Universo no se colapsaba solo podía ser de origen divino.
Aunque Newton se dedicó posteriormente a otras cuestiones, como la segunda edición de sus Principia, este problema siguió ocupando su mente. En trabajos que nunca publicó intentó encontrar alguna manera de distribuir las estrellas en el espacio de manera a evitar el colapso ocasionado por la atracción entre ellas. Sin embargo, Newton no logró dar una explicación completa de porqué el Universo no se colapsaba sobre sí mismo y la cuestión quedó abierta. Alrededor de 1750, en la ciudad inglesa de Durham, Tomas Wright dió una primera explicación, tomando en cuenta la banda de luz que se observa en las noches oscuras (lejos de la iluminación urbana), la Vía Láctea. Desde las primeras observaciones con telescopio de la Vía Láctea, realizadas por Galileo, existía la idea de que esta estaba formada por innumerables estrellas de débil brillo. Wright planteó que las estrellas estaban distribuidas sobre una cáscara esférica (Newton había ya demostrado que en este caso no se daría un colapso). De acuerdo a este modelo, el Sol también estaría sobre esta cáscara. Al mirar hacia el centro o hacia el exterior de la cáscara veríamos muy pocas estrellas, pero al mirar "de lado" (en dirección tangente) veríamos muchas estrellas, correspondiendo estas a la Vía Láctea.