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Respuesta:Últimamente he tenido la oportunidad de compartir ideas y diálogos profundos y de altura con ateos, sobre todo en cuanto al tema de discordia entre nosotros que es la tan discutida existencia de Dios.
En estos diálogos, una de las cosas más interesantes que he aprendido es que existe cierta obsesión por parte de algunos ateos, con lograr “comprobar” que Dios no existe, invocando acciones de Dios, eventos bíblicos o tratando de ridiculizar a Dios con respecto a su “ausencia” ante ciertos acontecimientos actuales.
Sin embargo, lo que me llama la atención es que tratan de fundamentar la “no existencia”, invocando como argumento a Aquél que tratan de negar… es ciertamente un asunto frente al que Aristóteles hubiese rotulado – en grande y con negrillas – como ejemplo de su principio de no contradicción, que nos enseña que algo no puede ser y no ser a la vez.
Explicación: