Respuestas
Respuesta:
Éstos son: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
1.- Don de sabiduría : Nos da gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios. Es una participación especial en ese conocimiento misterioso y sumo que es propio de Dios… Esta sabiduría superior es la raíz de un conocimiento nuevo, un conocimiento impregnado por la caridad, gracias al cual el alma adquiere familiaridad, por así decirlo, con las cosas divinas y se saborea en ellas. El verdadero sabio no es simplemente el que sabe las cosas de Dios, sino el que las experimenta y las vive.
2.- El don de entendimiento ; Es un don que nos capacita para “entender” las verdades de la fe de acuerdo con nuestras necesidades. Nos ayuda a comprender la Palabra de Dios y profundizar en las verdades reveladas.
Esta luz del Espíritu, al mismo tiempo que agudiza la inteligencia de las cosas divinas, hace también más penetrante la mirada sobre las cosas humanas.
3.- El don de consejo : Nos mueve a elegir lo que nos puede ayudar para nuestra salvación y a rechazar lo que se opone a la misma.
Ilumina también nuestra conciencia para saber tomar las opciones más adecuadas en nuestra vida diaria.
Actúa como un soplo nuevo en la conciencia, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.
4.- Fortaleza : Es una fuerza sobrenatural que sostiene la virtud cardinal de la fortaleza.
Este don nos da fuerzas para realizar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros, y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Para superar la timidez y la agresividad.
5.- Ciencia : Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador.
Nos ayuda a conocer lo que es bueno o malo para nuestra salvación.
Nos ayuda a descubrir el sentido teológico de lo creado, viendo las cosas como manifestaciones verdaderas y reales, aunque limitadas, de la verdad, de la belleza, del amor infinito que es Dios.
6.- Piedad : Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con nuestros hermanos como hijos del mismo Padre. Nos ayuda a mantener una actitud íntima y de niño con Dios.
Con relación a los demás hombres, este don, extingue del corazón aquellos focos de tensión y de división como son la amargura, la cólera, la impaciencia, y lo alimenta con sentimientos de comprensión, de tolerancia, de perdón.
7.- Temor de Dios : Es el temor a ofenderle debido al amor que le tenemos y al miedo al castigo si le ofendemos.
Nos otorga un espíritu contrito ante Dios, conscientes de las culpas y del castigo divino, pero dentro de la fe en la misericordia divina.
Los doce frutos del Espíritu Santo
Caridad: nos ayuda a ver a Cristo en los demás. Es por ello que les ayudamos a pesar de que pueda suponer un sacrificio para nosotros.
Gozo: nace de la posesión de Dios. Nos hace ser personas agradables y felices; buscando también hacer felices a los demás.
Paz: nos hace ser personas serenas. Mantiene al alma en la posesión de la alegría contra todo lo que es opuesto. Excluye toda clase de turbación y de temor.
Paciencia: nos hace ser personas que saben controlar su carácter. No somos resentidos ni vengativos. Este fruto modera la tristeza
Mansedumbre: modera la cólera y las reacciones violentas.
Bondad: nos ayuda a nos criticar o condenar a los demás. Es una inclinación que nos ayuda a ocuparnos de los demás y a hacer que ellos participen de lo nuestro.
Benignidad: nos ayuda a ser gentiles y no andar discutiendo con todo el mundo. Da una dulzura especial en el trato con los demás.
Longanimidad: nos hace no quejarnos ante los problemas y sufrimientos de la vida. Nos ayuda a mantenernos perseverantes ante las dificultades.
Fe: nos ayuda a defender nuestra fe en público y no ocultarla por vergüenza o miedo. Es también cierta facilidad para aceptar todo lo que hay que creer, firmeza para afianzarnos en ello, seguridad de la verdad que creemos sin sentir dudas.
Modestia: nos ayuda a ser cuidadosos y discretos con nuestro cuerpo, evitando ser ocasión de pecado para los demás. Nos ayuda a preparar nuestro cuerpo para ser morada de Dios.
Templanza: nos ayuda a saber controlar nuestras pasiones y no dejarnos llevar por las mismas. En especial refrena la desordenada afición de comer y beber, impidiendo los excesos o defectos que pudieran cometerse.
Castidad: nos ayuda a ser cuidadosos y delicados en todo lo que se refiere al uso de la sexualidad, y en general, de los placeres de la carne.Acabamos de este modo el capítulo 10, para en los dos siguientes artículos centrarnos en nuestra fe en la Iglesia fundada por Jesucristo y las propiedades que ha de tener la auténtica Iglesia (Capítulo 11). Y terminar esta serie dedicada a “Profundizar en nuestra fe” con el Capítulo 12, hablando de la Resurrección final y del mundo futuro.
Los dones y los frutos del Espíritu Santo se reflejan en los siguientes:
Dones del Espíritu Santo
- Sabiduría: para entender lo que favorece o perjudica al proyecto de Dios.
- Entendimiento: nos ilumina para aceptar las verdades que Dios nos revela.
- Consejo: nos permite discernir y las opciones que tenemos en nuestra vida.
- Ciencia: nos permite descubrir en la naturaleza la mano creadora de Dios.
- Piedad: nos permite estar abiertos a la voluntad de Dios, actuando siempre como nos enseño Jesús.
- Fortaleza: nos llena de valentía para enfrentar las dificultades.
- Temor a Dios: aleja todo aquello que nos puede apartar de Dios.
Frutos del Espíritu Santo:
- Modestia: ser humildes de corazón.
- Paciencia: todo llega a su debido tiempo.
- Paz: estado de calma ante las dificultades.
- Castidad: respeto hacia nuestro cuerpo y nuestros pensamientos.
- Caridad: capacidad de ayudar a otros.
- Mansedumbre: entendimiento y aceptación.
- Perseverancia: no rendirse.
- Templanza: cuando se requiera.
- Bondad: con nuestros hermanos
- Fe: en Dios que todo lo puede.
- Gozo: alegría de vivir.
- Benignidad: actuar siempre haciendo el bien.
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