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Respuesta:
Análisis: esta novela se encuentra organizada en
veinte capítulos. Charlie y el gran ascensor de cristal es
una continuación de Charlie y la fábrica de chocolate, ya
que se inicia cuando el protagonista y su familia vue-
lan por encima de su ciudad natal en el gran ascen-
sor de cristal junto al señor Willy Wonka, escena que,
como indica el narrador omnisciente, corresponde al
desenlace de la aventura anterior.
En el relato se observan dos momentos bien diferencia-
dos: los primeros once capítulos están dedicados a una
desopilante aventura espacial, donde el autor explora el
mundo de la ciencia ficción: el viaje al espacio, el arribo
a un hotel espacial, la aparición de seres extraterrestres
(los Knidos Vermiciosos) y el enfrentamiento con ellos.
En este segmento también se vislumbra una clara alu-
sión a los años de la Guerra Fría y la carrera que iniciaron
las potencias del mundo por la conquista del espacio.
Los restantes nueve capítulos abordan las fantásticas
peripecias de los personajes tras su regreso a la fábri-
ca de chocolate; es allí donde los abuelos de Charlie
ingieren una dosis excesiva de las píldoras de Vita-
Wonka en su afán por rejuvenecerse.
Tanto en uno como en otro tramo de la novela, la
narración se dispara a partir de una complicación (la
presencia de los Knidos/la resistencia de los abuelos
a abandonar su cama) y los hechos se van encadenan-
do hasta que, gracias al genio del señor Wonka y a la
inteligencia de Charlie, se logra un nuevo equilibrio.
En todas las situaciones, el denominador común es el
humor: hechos disparatados, inventos increíbles, diá-
logos que abundan en juegos de palabras y chistes, y
una visión hiperbolizada del mundo adulto.
Una vez más, Roald Dahl retoma en esta aventura al-
gunos de sus temas favoritos: la burla hacia los pode-
rosos, quienes son ridiculizados al punto de transfor-
marse en caricaturas, tal como sucede con la parodia
del presidente de los Estados Unidos; la existencia de
seres fantásticos, como los Oompa-Loompas que ya
habíamos conocido en Charlie y la fábrica de chocola-
te, y los temibles Knidos Vermiciosos, esos animale-
jos tan listos que pueden adquirir la forma que se les
ocurra; los medicamentos –pastillas, pócimas– cuyos
efectos mágicos responden a las más añoradas aspi-
raciones del hombre; en este caso: la eterna juventud.
Con un ritmo vertiginoso, multiplicidad de textos
e ingenio, Charlie y el gran ascensor de cristal es otra
prueba del talento de Roald Dahl, quien garantiza
a sus lectores entretenimiento y buena literatura al
mismo tiempo.