Respuestas
Respuesta:
Tiro bien a la perdiz.
A Arnau le gustaba la perdiz.
¡una perdiz que olía tan bien!.
—Pastel Caliente, Perdiz y el Toro.
–Pastel Caliente, Perdiz y el Toro.
Y repitió tres veces la llamada de la perdiz….
Esos ojos de perdiz le habían atravesado el alma.
Dicho de una perdiz: Tocar con el pico los alambres de la jaula.
—¿Y te has comido la perdiz que quedaba en el plato dela reina?.
Los mandan a marear la perdiz al cliente y ellos no se dan ni cuenta.
Nivellen tomó del cuenco una perdiz y se la metió entera en la boca.
hambriento,no quisiera comer los pocos restos que quedaron dela perdiz.
—Esa perdiz se ha servido en el almuerzo de la reina—dijoel bufón.
Cuando la perdiz ve a sus crías en peligro y sólo con el plumón….
En los árboles se posaban palomas y un ave que le recordó a una perdiz.
tormento, declarará que puso en lamesa de su majestad la perdiz envenenada; pero.
parecía preguntar con losojos dónde se encontraba la perdiz herida, para portarla.
Cuece los filetes de perdiz en agua caliente con sal, laurel y un chorrito de aceite.
tal Cosme envenenó en las cocinasuna perdiz destinada al almuerzo de la reina, que.
corzos y venados: por toda laferaz campiña abundan la liebre, el conejo, la perdiz y.
Ahora que ya había mareado un poco la perdiz, supuse que era el momento de ir al grano.
El bufón quitó los restos de la perdiz de la fuente, losechó en una escudilla, y con.
proezas cinegéticas y meteren el morral dos pollitos de perdiz, tibios aún de la recién.
Nueve productores, diez directores, cuarenta y cinco actores sueltos y una perdiz en un peral.
perdiz agachadito,agachadito y el ratón se agachaba en efecto, siguiendo su inveteradacostumbre.
Dicho de una perdiz o de otra ave herida mortalmente: Remontar el vuelo hasta desplomarse sin vida.
Le compraron al campesino un queso, una perdiz y unos cuantos huevos cocidos y se marcharon de allí.
San Isidro, callos á discreción, lonjasescasas de queso manchego, perdiz manida, con valdepeñas y.
Era obviamente un luchador innato, tan diferente de los rechonchos cortesanos de cara de luna como un halcón lo es de una perdiz.
Los brazos eran delgados y elásticos, y éstos y sus piernas, largas y esbeltas, ofrecían la tonalidad dorada de la pechuga del macho de perdiz.
Tras garabatear distraídamente el bloc de apuntes tomó una determinación: -No me es posible soltar la perdiz y revelarle lo que está en marcha.
Mientras los longevernos se lamentaban y Pardillo reconocía, en el desconsuelo del desastre, las ventajas y la necesidad de una disciplina rigurosa, se oyó un canto de perdiz que les estremeció.
De modo que, harto de que le marearan la perdiz -o como se llame lo que cazan los condenados ingleses-, la imaginación juvenil del príncipe de Gales, secundada por Buckingham, decidió abreviar el trámite.
Es como un cazador que caminara alucinado entre el torbellino de perdices buscando la perdiz más gorda, la perdiz que está más allá, la perdiz regia, y debido a la cual va a acabar al fin por perder todas.
Describía métodos operativos y nombraba a numerosos oficiales en activo, a los que pudo muy bien haber expuesto, en el clásico «levantar la perdiz» de alguien que creía haber sido tratado injustamente cuando se lo despidió del Mossad.
Rápidamente, Pardillo imitó el canto de la perdiz, que era la señal de reunión de los de Longeverne, y en cuanto recibió respuesta anunció a su compañero acorralado, mediante otros tres gritos consecutivos, que el peligro había pasado por el momento.
Allí se servía a los viajeros, recién descoyuntados y molidos por el suave movimiento de las galeras, algún pedazo de atún con cebolla, algún capón si era Navidad o por San Isidro, callos a discreción, lonjas escasas de queso manchego, perdiz manida, con valdepeñas y pardillo.
En cuanto al halcón, la devoró en un abrir y cerrar de ojos, pero enseguida le vino el castigo por la voluntad de Alah; pues apenas llegó la perdiz al vientre del traidor, cuando éste vió que se le caían todas las plumas, como por efecto de una llama interior, y cayó inanimado al suelo.
Roberto rociaba unos pollos de perdiz; yo los comía con el estupor de un profano de cualquier clase cuando en cierta vida que no conocía encuentra precisamente aquello que había creído que esa vida excluyese (el pasmo, por ejemplo, de un librepensador al almorzar exquisitamente en una rectoral).
Mientras vuelan la codorniz alborotadora y confusa, la perdiz gimnástica y cachonda y el chamariz minúsculo y verdigualdo, y tras considerar los sucesos, proemios y alegatos que atrás quedan circunstanciados, el viajero declara que de ahora en adelante llamará lago a cada hoyo con agua que se encuentre en la barbechera por la que camina.
Explicación:
tomslsd
Cazar espías es lo mismo que cazar perdices.
Y vivieron felices y comieron perdices.
Algunas perdices en el morral y un hambre de caníbal.