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Los Cuentos de Mamatoya: El alma de Juan.
Recordamos cuando la abuela estaba muy enferma, pero aun con ánimos de arreglarse, se peinó y se puso lentes y dijo que tenía un cuento más que quería contarnos, entonces decidimos escuchar a la abuela:
Había una vez un hombre caminando por la calle, cruzo apropósito un semáforo en rojo provocando que un carro sin querer lo atropellara. El conductor muy asustado se bajó del carro y vio al hombre tirado en el suelo, estaba todo raspado pero el hombre seguía vivo. Se levantó del suelo y empezó a caminar; unas mujeres querían ayudarlo pero él las aparto de un manotazo. Otras personas también querían decirle cosas pero el decidió correr y huir, herido y sangrando.
Al llegar a casa él no quería que su esposa lo viera así, entonces subió a la habitación rápidamente pero su esposa sospechaba que algo pasaba y le grito su nombre para que el contestara. Pero Juan no contesto.
Cuando la esposa llamo por tercera vez, por fin contesto pero no de la forma habitual. Ella se molestó con él porque no había traído dinero a casa, así que decidió subir a reclamarle. Al subir y no ver a Juan se sintió muy confundida. Empezó a sentir un olor muy extraño y sintió escalofríos, mientras una voz susurraba en su oído que ya podía estar tranquila, el estorbo se fue.
La mujer volteo rápidamente pero no vio nada, reviso en los rincones pero nada, solo alcanzo ver una sombra en el dormitorio entonces bajo corriendo las escaleras y se cayó, golpeándose algunas partes de su cuerpo. Luego se quedó tranquila, vio un cuadro de Jesús y quiso rezar.
Al rato el teléfono sonó y ella contesto, era clara una amiga para darle una amarga noticia. Era para decirle que su esposo Juan había muerto atropellado por un carro. Amanda su esposa sintió lo peor en ese momento, dejo descolgado el teléfono y se fue a buscar un lugar seguro mientras se sentía mareada. Ella se sentó en el sofá y se desmayó.
Cuando despertó estaban sus amigas junto a ella dándole palabras de aliento. Amanda lloro y gritaba por la casa, extrañando a Juan y sintiéndose culpable por no haber sido tan buena esposa.
Desde entonces Juan visita la casa, sobre todo los viernes al mediodía, a esa hora se siente un fuerte olor que invade la casa y los cucharones en la cocina se mueven solos.
A los 3 meses Amanda enfermo y murió. Ahora en esa casa no vive nadie, solo viven los espíritus de Juan y Amanda. A veces las luces se prenden solas y pasan algunas cosas extrañas. Los inquilinos que van a ver la casa huyen rápidamente por las cosas tan extrañas que suceden en la casa.