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1. Malva para desinflamar
Se ha empleado tradicionalmente para curar afecciones de piel y sobre todo picaduras. Flores y hojas, con mucílagos y taninos, son antiinflamatorias y cicatrizantes.
Se utiliza: para bajar la inflamación y eliminar el picor en picaduras de todo tipo de insecto volador que se manifieste con hinchazón, enrojecimiento, entumecimiento o cierto hormigueo.
Modo de empleo: con la decocción (unos 50 g de planta seca por litro de agua) se lava la zona o se empapan unas compresas y se dejan sobre la picadura unos minutos; en cataplasmas de hojas, combinadas con linaza en polvo y calentadas al baño María; y el jugo de la planta fresca, vertido sobre la picadura.
2. Helenio antialérgico
Del helenio, una planta robusta con grandes capítulos florales de color amarillo, se emplean con fines medicinales el rizoma y la raíz.
Se utiliza: en caso de reacción alérgica por picadura. Ayuda a eliminar urticarias y granos y a cicatrizar la herida si se infecta. Actúa como antihistamínico natural aliviando la congestión pulmonar, los ataques de tos, la rinitis y la conjuntivitis.
Modo de empleo: por vía interna, la decocción (unos 25 g por litro de agua), preferiblemente combinada con plantas que mejoren el sabor, como el hinojo; en tintura, 30 gotas al día, con zumo de limón; y la decocción por vía externa en compresas tibias, para aplicar sobre el área afectada.
3. Clavo de olor, repelente
Del clavero, un árbol tropical originario de las Filipinas y las islas Molucas, se usan los capullos florales. Son ricos en aceite esencial y contienen mucílagos y esteroles.
Se utiliza: su fragancia ofrece una alternativa a los repelentes sintéticos frente a moscas, mosquitos, hormigas y pulgones. Desinflama y desinfecta las picaduras de avispa y tábano y favorece la cicatrización.
Modo de empleo: se vierten unas gotas de aceite esencial sobre la ropa o, muy diluidas en aceite vegetal, sobre la piel; se aplican en masaje los clavos macerados en alcohol, o bien se empapan unas compresas en la decocción. Se usan también como difusor repelente, clavados en una manzana o un corcho.