Participación de la sociedad civil como reacción al terremoto de 1985 Similitudes con demandas actuales

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Respuesta dada por: angelachitiva97
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Diferencias entre 1985 y 2017

En el filo

Ricardo Pascoe Pierce

Diferencias entre 1985 y 2017

22 de Septiembre de 2017

Si bien hay similitudes entre los terremotos de 1985 y 2017, como la casi mítica ocurrencia el mismo 19 de septiembre, lo interesante es evaluar sus diferentes efectos sobre el entorno urbano, las prácticas constructivas, la sociedad y la política. Hace algún tiempo se afirmó que los movimientos telúricos no matan a la gente, sino los edificios y las obras de infraestructura mal construidas, abaratando costos y aprovechando atajos en las leyes y reglamentos en la materia. Más allá de lo exacto del comentario, el hecho es que los efectos más notables son, invariablemente, producto de acciones humanas, no de la naturaleza.

En 1985 los gobiernos federal y capitalino priistas reaccionaron con angustia ante el embate de la naturaleza y el derrumbe de tantísimos edificios, y vieron con pánico la reacción decidida del pueblo, porque la gente rebasó a los servicios oficiales en su rapidez y eficacia de respuesta a la tragedia. Se instaló en la Ciudad de México un conflicto histórico entre la autoridad que quería constreñir el activismo popular y su espíritu autogestionario, incluso recurriendo al Ejército, y la sociedad que llegó a considerar a la autoridad como un estorbo al rescate de sus enterrados vivos, y de la recuperación y entierro de sus muertos. Sin saberlo, ese momento marcó el inicio del fin del dominio priista en el país y en la Ciudad de México.

Los siguientes tres años fueron de conflicto y enajenación entre autoridad y sociedad. Una parte de la sociedad vivía en las calles de la ciudad, esperando el cumplimiento de las promesas oficiales de entrega de viviendas dignas. Esa entrega no ha terminado de cumplirse. Otra parte de la sociedad señalaba el derrumbe de edificios construidos por el gobierno, como oficinas, escuelas públicas, unidades habitacionales populares y hospitales, como prueba de la corrupción oficial y sus consecuencias dramáticas para familias que perdieron a sus seres queridos.

En 1988 el PRI perdió la Ciudad de México. La crisis de credibilidad del régimen se expresó contundentemente. Las organizaciones sociales y políticas que emergieron de ese movimiento formaron el PRD, principalmente, que luego pasaron a integrar el equipo que hoy gobierna la ciudad.

Hoy, en la Ciudad de México se percibe un proceso distinto. Todos han aprendido algo en el camino de las derrotas y los logros. Por ejemplo, la relación entre autoridad y sociedad civil es mucho más colaborativa y estrecha. No se percibe, en principio, ese divorcio que hubo en 1985. Si bien la autoridad dirige los procesos de rescate, acepta la presencia de los voluntarios civiles y parece que entiende la importancia de darle un lugar central en esos trabajos. Ayuda mucho que existan gobiernos integrados por partidos distintos para integrar enfoques plurales, eliminando los autoritarismos rígidos de antaño.

Aparentemente, gran parte de los edificios derrumbados en este temblor fueron construidos bajo el régimen perredista-morenista de la ciudad. Un balance final dirá si hubo negligencia o complicidad oficial en materia constructiva que haya contribuido al desastre y pérdidas personales.

El Presidente de la República está presente en muchos espacios y no se percibe intimidado por el conflicto, recorriendo zonas con gobernadores de distintos partidos. La democracia humaniza en tiempos de crisis. Obviamente a todos los políticos les preocupan, también, las repercusiones electorales de este fenómeno. Las elecciones presidenciales ocurrirán en diez meses. Por definición, es un contexto determinante.

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