Respuestas
En el siglo V a. C., se produce un gran desarrollo del género dramático en la ciudad de Atenas. En ese momento, el teatro se separa de su origen religioso y se convierte en una institución del Estado que resulta necesaria para la educación y la enseñanza del pueblo.

Para un ciudadano de la Atenas del siglo V a.C. —conocido como Siglo de Pericles—, concurrir al teatro era completamente distinto de lo que es para un espectador actual.
• En primer lugar, no se representaba en cualquier momento del año, sino en festivales que se realizaban en determinadas fechas, dedicadas al culto del dios Dionisio.
• En segundo lugar, por tratarse de festivales, no se representaba una sola obra, sino varias y, en consecuencia, el espectáculo duraba todo un día.
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• En tercer lugar, la entrada era gratuita para quienes no contaban con recursos ya que no se consideraba a estos festivales como un simple espectáculo, sino que a su carácter religioso se sumaba una finalidad moral y educativa.
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El espectador, entonces, tenía que ir dispuesto a purificar sus sentimientos más violentos mientras presenciaba los hechos conmocionantes que eran presentados en la tragedia; también tenía que estar preparado para reflexionar acerca de los más nobles estados espirituales y, durante la representación de una comedia, para reírse de su situación contemporánea, de sus costumbres, de sus personajes más importantes y en última instancia, de sí mismo.
LOS ANFITEATROS:
Los teatros estaban construidos al aire libre sobre una ladera o al pie de una colina, en lugares generalmente rodeados por otras colinas, lo que proporcionaba al sitio una acústica natural perfectamente aprovechable. Por este motivo, los actores podían representar sus papeles en un tono normal de voz que resultaba audible para la totalidad del público.
Los teatros griegos tenían una capacidad como para albergar entre 15.000 y 20.000 espectadores, y a partir del siglo IV a.C., sus graderías semicirculares se recubrieron con mármol.
LA PUESTA EN ESCENA:
Los actores, llamados “hipócritas”, (del griego hypocrités: “persona que finge”), usaban un atuendo especial y máscaras. El vestuario utilizado tenía gran importancia, ya que hacía reconocible la clase social a la que pertenecía un personaje.
Además de los personajes principales, el teatro griego contaba con un personaje colectivo: el coro. Este cumplía distintas funciones de acuerdo con el desarrollo de la obra:
• podía ser el pueblo o cualquier multitud.
• podía representar la voz de la conciencia de un personaje, sus reflexiones, sus remordimientos.
• servía al autor para comentar, a través de los coreutas (integrantes del coro) diversos pasajes de la obra.
El coro (del griego khorós: “ronda de baile”), se ubicaba —de espaldas al público— en la parte delantera de la escena, denominada “orquesta” y desde ese lugar realizaba movimientos y acompañaba con cantos y danzas la representación.
LOS PERSONAJES:
Los personajes protagónicos de la tragedia y del drama satírico solían ser dioses o pertenecer a la nobleza; en cambio en la comedia se caricaturizaba a las clases más bajas. Esta diferencia se manifestaba no sólo en el vestuario, sino también en el lenguaje empleado: era poético en el caso de las tragedias y popular —hasta incluso grosero— en las comedias.
Los actores eran únicamente hombres, que podían representar, cambiando de máscara y de vestuario, a varios personajes, incluyendo a los femeninos. Los desplazamientos escénicos y los ademanes de los actores también seguían ciertas convenciones que el público conocía a la perfección.
Sin embargo, lo que mayor importancia revestía para los espectadores no era la actuación sino el texto y la música de la obra.