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¿QUÉ ES ENCODIFICAR?
Una vez que el emisor tiene una idea que comunicar, debe traducirla en palabras orales o escritas, o algún tipo de símbolos que posean un significado claro y comprensible para el receptor. A esta traducción se le da el nombre de encodificación: poner una idea en un código.
Junto a estos dos elementos, emisor y encodificación, existen por lo menos cuatro factores que pueden aumentar la fidelidad en la comunicación: las habilidades comunicativas, actitudes, grado de conocimiento y la posición dentro del sistema que tiene la fuente o emisor.
Las habilidades comunicativas son ideas bien pensadas, facilidad de palabra y el empleo de palabras claras, conocimiento de la ortografía, reglas gramaticales, etcétera. “Cuando hablamos, debemos saber cómo pronunciar nuestras palabras, cómo gesticular e interpretar los mensajes que recibimos y cómo alterar nuestros propios mensajes a medida que hablamos”. (Berlo, 1978)
Las actitudes son los sentimientos de atracción o rechazo hacia otras personas, objetos, asuntos o temas y/o situaciones. Una persona deseosa de comunicarse con eficacia debe tener una actitud positiva hacia sí mismo, proyectando seguridad y confianza; hacia el tema, proyectando conocimiento y comprensión; y hacia el receptor, proyectando tolerancia y respeto. La combinación de estos valores garantiza una comunicación asertiva.
El grado de conocimiento que tiene el emisor sobre el tema, es el tercer elemento que determina la fidelidad de la comunicación. Es claro que a mayor conocimiento, la posibilidad de una comunicación exitosa se incrementa, no obstante ello, es importante que el emisor proyecte sus conocimientos con una buena dosis de humildad, de lo contrario, este elemento se constituirá una barrera de comunicación, mas que un facilitador de la misma.
La posición del emisor con respecto al receptor o el sistema en el que está inserto es el cuarto elemento determinante de fidelidad comunicativa. Es claro que mientras mayor rango de importancia o prestigio tenga el emisor, mayor grado de atención tendrá de sus receptores.
Cuando el emisor observa y atiende cuidadosamente estos cuatro elementos al momento de encodificar, el resultado será un mensaje estructurado, una vez lográndolo, será importante considerar la importancia de seleccionar el medio o canal correcto para transmitirlo, evitando así la distorsión de su estructura original
Una vez que el emisor tiene una idea que comunicar, debe traducirla en palabras orales o escritas, o algún tipo de símbolos que posean un significado claro y comprensible para el receptor. A esta traducción se le da el nombre de encodificación: poner una idea en un código.
Junto a estos dos elementos, emisor y encodificación, existen por lo menos cuatro factores que pueden aumentar la fidelidad en la comunicación: las habilidades comunicativas, actitudes, grado de conocimiento y la posición dentro del sistema que tiene la fuente o emisor.
Las habilidades comunicativas son ideas bien pensadas, facilidad de palabra y el empleo de palabras claras, conocimiento de la ortografía, reglas gramaticales, etcétera. “Cuando hablamos, debemos saber cómo pronunciar nuestras palabras, cómo gesticular e interpretar los mensajes que recibimos y cómo alterar nuestros propios mensajes a medida que hablamos”. (Berlo, 1978)
Las actitudes son los sentimientos de atracción o rechazo hacia otras personas, objetos, asuntos o temas y/o situaciones. Una persona deseosa de comunicarse con eficacia debe tener una actitud positiva hacia sí mismo, proyectando seguridad y confianza; hacia el tema, proyectando conocimiento y comprensión; y hacia el receptor, proyectando tolerancia y respeto. La combinación de estos valores garantiza una comunicación asertiva.
El grado de conocimiento que tiene el emisor sobre el tema, es el tercer elemento que determina la fidelidad de la comunicación. Es claro que a mayor conocimiento, la posibilidad de una comunicación exitosa se incrementa, no obstante ello, es importante que el emisor proyecte sus conocimientos con una buena dosis de humildad, de lo contrario, este elemento se constituirá una barrera de comunicación, mas que un facilitador de la misma.
La posición del emisor con respecto al receptor o el sistema en el que está inserto es el cuarto elemento determinante de fidelidad comunicativa. Es claro que mientras mayor rango de importancia o prestigio tenga el emisor, mayor grado de atención tendrá de sus receptores.
Cuando el emisor observa y atiende cuidadosamente estos cuatro elementos al momento de encodificar, el resultado será un mensaje estructurado, una vez lográndolo, será importante considerar la importancia de seleccionar el medio o canal correcto para transmitirlo, evitando así la distorsión de su estructura original
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Junto a estos dos elementos, emisor y encodificación, existen por lo menos cuatro factores que pueden aumentar la fidelidad en la comunicación: las habilidades comunicativas, actitudes, grado de conocimiento y la posición dentro del sistema que tiene la fuente o emisor.
Las habilidades comunicativas son ideas bien pensadas, facilidad de palabra y el empleo de palabras claras, conocimiento de la ortografía, reglas gramaticales, etcétera. “Cuando hablamos, debemos saber cómo pronunciar nuestras palabras, cómo gesticular e interpretar los mensajes que recibimos y cómo alterar nuestros propios mensajes a medida que hablamos”. (Berlo, 1978)
Las actitudes son los sentimientos de atracción o rechazo hacia otras personas, objetos, asuntos o temas y/o situaciones. Una persona deseosa de comunicarse con eficacia debe tener una actitud positiva hacia sí mismo, proyectando seguridad y confianza; hacia el tema, proyectando conocimiento y comprensión; y hacia el receptor, proyectando tolerancia y respeto. La combinación de estos valores garantiza una comunicación asertiva.
El grado de conocimiento que tiene el emisor sobre el tema, es el tercer elemento que determina la fidelidad de la comunicación. Es claro que a mayor conocimiento, la posibilidad de una comunicación exitosa se incrementa, no obstante ello, es importante que el emisor proyecte sus conocimientos con una buena dosis de humildad, de lo contrario, este elemento se constituirá una barrera de comunicación, mas que un facilitador de la misma.
La posición del emisor con respecto al receptor o el sistema en el que está inserto es el cuarto elemento determinante de fidelidad comunicativa. Es claro que mientras mayor rango de importancia o prestigio tenga el emisor, mayor grado de atención tendrá de sus receptores.
Cuando el emisor observa y atiende cuidadosamente estos cuatro elementos al momento de encodificar, el resultado será un mensaje estructurado, una vez lográndolo, será importante considerar la importancia de seleccionar el medio o canal correcto para transmitirlo, evitando así la distorsión de su estructura original.
Las habilidades comunicativas son ideas bien pensadas, facilidad de palabra y el empleo de palabras claras, conocimiento de la ortografía, reglas gramaticales, etcétera. “Cuando hablamos, debemos saber cómo pronunciar nuestras palabras, cómo gesticular e interpretar los mensajes que recibimos y cómo alterar nuestros propios mensajes a medida que hablamos”. (Berlo, 1978)
Las actitudes son los sentimientos de atracción o rechazo hacia otras personas, objetos, asuntos o temas y/o situaciones. Una persona deseosa de comunicarse con eficacia debe tener una actitud positiva hacia sí mismo, proyectando seguridad y confianza; hacia el tema, proyectando conocimiento y comprensión; y hacia el receptor, proyectando tolerancia y respeto. La combinación de estos valores garantiza una comunicación asertiva.
El grado de conocimiento que tiene el emisor sobre el tema, es el tercer elemento que determina la fidelidad de la comunicación. Es claro que a mayor conocimiento, la posibilidad de una comunicación exitosa se incrementa, no obstante ello, es importante que el emisor proyecte sus conocimientos con una buena dosis de humildad, de lo contrario, este elemento se constituirá una barrera de comunicación, mas que un facilitador de la misma.
La posición del emisor con respecto al receptor o el sistema en el que está inserto es el cuarto elemento determinante de fidelidad comunicativa. Es claro que mientras mayor rango de importancia o prestigio tenga el emisor, mayor grado de atención tendrá de sus receptores.
Cuando el emisor observa y atiende cuidadosamente estos cuatro elementos al momento de encodificar, el resultado será un mensaje estructurado, una vez lográndolo, será importante considerar la importancia de seleccionar el medio o canal correcto para transmitirlo, evitando así la distorsión de su estructura original.
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