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Hasta hace pocos años atrás se hacía mucho hincapié en todos los colegios, públicos y privados, acerca de la importancia de la familia como el núcleo básico de la sociedad y la encargada de establecer las normas de conducta de sus integrantes, especialmente, los hijos. En la actualidad ese concepto de familia ha quedado solo en los libros, ya que cada vez es más evidente el incremento de familias fracturadas y desintegradas.
Cuando un menor es guiado por el padre y la madre de acuerdo a la práctica de valores como la solidaridad, el respeto, la honestidad y la responsabilidad, este tendrá menos probabilidades de convertirse en abusador, drogadicto, asesino, etc., independiente, de si los padres mantienen unión o no. Sin embargo, si sucede todo lo contrario y el menor está expuesto a violencia familiar y otros traumas, no sorprenderá que este termine convirtiéndose en un asesino, incluso de su propio padre.