En qué parte de la historia de la humanidad podemos decir que el hombre empieza a utilizar el color
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El color nos produce sensaciones, sentimientos y emociones. Induce diferentes estados de ánimo, transmite mensajes, expresa valores, situaciones... y, sin embargo, no existe más allá de nuestra percepción visual.
El color ha sido estudiado, por científicos, físicos, filósofos y artistas. Cada uno en su campo llegó a diversas conclusiones que, en ocasiones, fueron buenos puntos de partida para posteriores estudios y para todo lo que hoy sabemos del color.
Hace, al menos, 35.000 años que nos expresamos mediante colores. Nuestros antepasados se maquillaban y decoraban sus cuevas. En las pinturas rupestres se usaban pocos colores: rojos, ocres y negros, que se obtenían de carbón vegetal y algunos minerales, mezclados con grasa animal o resinas vegetales. ¡Qué guapas, qué guapos y qué chula la cueva! Nadie se hacía preguntas, ¿para qué?
Y llegaron los filósofos. Aristóteles sentenció que todos los colores se forman con la mezcla de cuatro básicos. Eran los colores de la tierra, el fuego, el agua y el cielo, es decir, los elementos químicos de la antigüedad. Además, otorgó un papel fundamental a la incidencia de luz sobre los objetos.
En el Renacimiento, Leonardo Da Vinci definió al color como algo propio de la materia. Confeccionó la siguiente escala de colores básicos: primero el blanco como el principal, ya que permite recibir a todos los demás colores; después el amarillo para la tierra, verde agua, azul cielo y rojo fuego. Por último, el negro para la oscuridad, ya que es el color que nos priva de verlos a todos.
Con la mezcla de estos colores obtenía todos los demás, aunque también observó que el verde podía surgir de una mezcla. Habla por primera vez en la historia de los colores primarios y secundarios.
El físico y matemático ingles Isaac Newton dio un paso decisivo en la historia del color y estableció un principio hasta hoy aceptado: la luz es color. En 1665 Newton fue quien descubrió que la luz del sol, al pasar a través de un prisma, se divide en varios colores. Descubrió la descomposición de la luz en los colores del espectro cromático. Estos colores son el azul violáceo, el azul celeste, el verde, el amarillo, el rojo anaranjado y el rojo púrpura.
Podemos observar este fenómeno cuando la luz se refracta en el borde de un cristal o de un plástico. También cuando llueve y algunos rayos de sol atraviesan las nubes, las gotas de agua cumplen la misma función que el prisma de Newton y descomponen la luz produciendo lo que llamamos Arcoíris.
Observó que la luz natural está formada por luces de seis colores. Cuando incide sobre un objeto, este absorbe algunos colores y refleja otros. Con esta observación dio lugar al siguiente principio: todos los cuerpos opacos al ser iluminados reflejan todos o parte de los componentes de la luz que reciben.
Cuando vemos un objeto rojo, realmente estamos viendo la superficie de un material que contiene un pigmento. Ese pigmento tiene la capacidad de absorber todas las ondas que forman la luz blanca, excepto la roja. Esta, la roja, es la onda que el objeto refleja; nuestros ojos la captan y la envían al cerebro para que la decodifique. Y dice: "esto es de color rojo". ¡Qué listo es nuestro cerebro!
El escritor alemán Johann Goethe estudió y probó las modificaciones fisiológicas y psicológicas que el ser humano sufre ante la exposición a los diferentes colores y su manera de reaccionar ante ellos.
Su investigación fue la piedra angular de la actual psicológica del color. Desarrolló un triángulo con tres colores primarios, rojo, amarillo y azul, y relacionó a cada color con ciertas emociones. La historia del color había encontrado, por fin, su punto de conexión con el alma humana.