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Respuesta:
Moisés subió a la montaña de nuevo. Allí Dios le dijo: “Dentro de tres días voy a hablar con el pueblo. Avisa a la gente de que no trate de subir al monte Sinaí”. Moisés bajó y les dijo a los israelitas que se prepararan para escuchar a Jehová.
Al tercer día, los israelitas vieron relámpagos y una nube oscura sobre la montaña. También oyeron un trueno muy fuerte y el sonido de un cuerno. Luego Jehová bajó a la montaña en medio de fuego. Los israelitas tenían muchísimo miedo. Toda la montaña estaba cubierta de humo y temblaba con fuerza. El sonido del cuerno se oía más y más alto. Entonces Jehová dijo: “Yo soy Jehová. No deben adorar a ningún otro dios”.
Dios le dijo a Moisés: “Sube adonde estoy, en la montaña. Voy a escribir mis leyes en tablas de piedra y te las voy a dar”. Moisés subió y se quedó en la montaña 40 días y 40 noches. Mientras estaba allí, Jehová escribió los Diez Mandamientos en dos piedras planas y se las dio a Moisés.
Al poco tiempo, los israelitas empezaron a creer que Moisés los había abandonado. Por eso, le dijeron a Aarón: “¡Queremos un líder! ¡Haznos un dios!”. Aarón les respondió: “Tráiganme el oro que tengan”. Entonces él derritió el oro para hacer una estatua con forma de becerro. La gente dijo: “¡Este becerro es nuestro dios que nos sacó de Egipto!”. Hicieron una fiesta y empezaron a adorar el becerro de oro.
Dios vio lo que estaba pasando y le dijo a Moisés: “Baja adonde el pueblo, porque están desobedeciéndome. Están adorando un dios falso”. Moisés bajó de la montaña con las dos tablas de piedra en la mano.
Mientras Moisés iba acercándose al campamento, oyó a la gente cantar. Al llegar, los vio bailando y adorando el becerro. Moisés se enojó mucho, tiró las dos tablas de piedra al suelo, y se rompieron. Enseguida fue a destruir la estatua y después le preguntó a Aarón: “¿Cómo te convencieron para hacer esta cosa horrible?”. Aarón respondió: “No te enfades, tú sabes cómo son. Querían un dios, así que eché el oro al fuego, y salió este becerro”. Aarón no debió hacer eso. Moisés subió otra vez a la montaña y le suplicó a Jehová que perdonara al pueblo.
de modo que en aquel día cayeron del pueblo unos tres mil hombres.
Éxodo 32:1-30.