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La novela costumbrista-romántica hispanoamericana -así la defino, pues dentro del romanticismo entra profundamente en Hispanoamérica el costumbrismo- rebosa en nombres femeninos. Una serie numerosa de heroínas llena los títulos de las novelas y cuando no aparecen en los títulos, mujeres son las reales protagonistas de muchas de ellas. Así que el fenómeno, si tiene difusión en Europa, no deja de llamar la atención en Hispanoamérica por la abundancia de su repetición.
Varias son las direcciones hacia las cuales la novela costumbrista-romántica se encamina en la América recién llegada a su independencia. Hay novelas históricas y novelas sentimentales, sobre todo. Y cuando el realismo y el naturalismo se manifiestan, están muy lejos de renunciar a rasgos de tipo netamente costumbrista-romántico.
Atalá y René produce por germinación casi inmediata una serie de novelas a veces de gran refinamiento sentimental, como María de Jorge Isaac. El tema novelesco-histórico desarrollado por Walter Scoot es el humus sobre el cual crece abundantemente la novela que se dedica a la historia americana del momento. Las luchas por la libertad, contra el personalismo y la dictadura, originan novelas políticas de notable significado. Es el caso de Amalia del argentino José Mármol. Al anhelo hacia la libertad se junta con cierta frecuencia una aspiración no tanto a cambiar la situación social, como a defender ciertos estratos marginados de la sociedad. El tema indianista se afirma en novelas de no mucho valor, pero de intensa participación sentimental. La atención hacia el mundo americano es la gran conquista. La naturaleza entra dominante en muchas novelas, no solamente en María, rescatándose de la imitación europea
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