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Respuesta:
Explicación:
1. Ningún partido político surge y asume poder sin la ciudadanía. La ciudadanía, sujeto de la soberanía democrática, es la que orienta, exige y determina los valores de nuestro Estado de derecho: la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político (Constitución, Art. 1).
2. La ciudadanía, al elegir, es la que otorga poder a los políticos y estos lo trasponen, en última instancia, al Estado.
3. El contenido fundamental de nuestro Estado social y democrático de Derecho incluye y ratifica la Declaración universal de los Derechos Humanos y nuestra Constitución española.
4. En consecuencia, los partidos debieran tomar como norma y referente de su quehacer político el cumplimiento de esos derechos fundamentales. Pero, la realidad muestra iterativamente que los partidos –llegados al poder- olvidan que ese poder les es delegado, ignoran los derechos establecidos y se afanan por un proyecto de convivencia lejos de la Declaración y de la Constitución, colocándose fuera de un Estado democrático y de Derecho.