Respuestas
bienestar y auto control de una persona misma asimismo el respeto que le das a otros con tus ganas de vivir.
Respuesta:Desde los finales de los sesentas se da una polémica intensa respecto al carácter de la enfermedad. Lo
que se discute es si ésta es esencialmente biológica
o, por el contrario, social. Hay así un cuestionamiento profundo del paradigma dominante de la enfermedad que la conceptualiza como un fenómeno biológico individual. Las razones del surgimiento o, mejor
dicho, del resurgimiento de esta polémica deben buscarse tanto en el desarrollo de la medicina misma,
como en la sociedad en la cual se articula.
El auge de esta polémica a finales de los
sesentas encuentra su explicación externa a la medicina en la creciente crisis política y social que acompaña y se entrelaza con la crisis económica. A partir
de estos años se vive una nueva etapa de luchas
sociales, que asumen formas particulares en los diferentes países, pero que caracterizan a la época. Uno
de los rasgos de las luchas populares en estos años
es que ponen en entredicho, bajo formas totalmente
distintas y con perspectivas de muy variable alcance,
el modo dominante de resolver da satisfacción de las
necesidades de las masas trabajadoras. Esto ocurre
tanto en los países capitalistas avanzados como los
dependientes. Así, al calor de estas luchas empieza a
presentarse una crítica que busca formular una comprensión diferente de los problemas más acorde con
los intereses populares y capaz de dar origen a prácticas sociales nuevas. De esta manera las nuevas
corrientes se inspiran en las luchas populares y se
define, así, la base social sobre la cual se sustentan.
Por otra parte, el motor principal, interno a la
medicina, que da origen al cuestionamiento del paradigma médico biologista se encuentra en la dificultad
de generar un nuevo conocimiento, que permita la
comprensión de los principales problemas de salud
que hoy aquejan a los países industrializados, eso es,
los padecimientos cardiovasculares y los tumores
malignos. Se deriva, además, de una crisis de la práctica médica ya que parece claro, especialmente desde
el horizonte latinoamericano, que la medicina clínica
no ofrece solución satisfactoria al mejoramiento de las
condiciones de salud de la colectividad, hecho que se
demuestra en el estancamiento de éstas en grandes
grupos o su franco deterioro en otros.
No obstante las evidencias que muestran las
limitaciones de la concepción biologista de la enfermedad y de la práctica que sustenta, es innegable
que ésta ha sido capaz de impulsar la generación del
conocimiento médico durante una etapa larga. Es así
como la corriente que sostiene que la enfermedad
puede ser analizada fecundamente como un proceso
social está en la obligación de comprobar su planteamiento y su utilidad en la práctica.
La primera tarea, entonces, es demostrar que
la enfermedad efectivamente tiene carácter histórico
y social. Para esto habría que distinguir dos problemas que subyacen a esta cuestión. Por una parte
tenemos el concepto de salud, que expresa cómo se
conceptualiza y define socialmente a determinado
fenómeno. Por la otra, se esconde atrás de la palabra
“enfermedad” un proceso biológico que se da en la
población independientemente de lo que se piensa
respecto a él. Habría que comprobar entonces, el
carácter social de ambas.
Una segunda tarea de la corriente médico
social sería definir el objeto de estudio, que permite
profundizar en la comprensión del proceso saludenfermedad como proceso social. Parece llevar a un
callejón sin salida intentar el análisis en la dirección
señalada a menos de que haya una reflexión sistemática sobre cómo construir un objeto de estudio que
posibilita el avance del conocimiento.
El último problema, que se necesita abordar
para formular los planteamientos respecto a la enfermedad se refiere al modo de conceptualizar la causalidad, o mejor dicho, la determinación. Esto resulta
necesario porque plantearse el estudio del proceso
de salud-enfermedad como un proceso social no se
refiere solamente a una exploración de su carácter,
sino plantea de inmediato el problema de su articulación con otros procesos sociales, lo que nos remite
inevitablemente al problema de sus determinaciones.