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Cuento “Los pasajeros del tren de la noche” de Rodolfo Fogwill.
Inicio
El cuento inicia con la llegada del tren de la noche un día jueves, con varios soldados que venían de la guerra entre ellos se encontraban tres muchachos que pertenecían al pueblo, Diego Uriarte, Miguel Sanders y otro que no fue identificado.
A Diego Uriarte lo habían dado por muerto hacía dos años, por lo que le habían hecho varias misas y es por eso que se corrió la voz en el pueblo de la llegada del tren aquel jueves y por lo que todos se acordaban.
Para cualquiera de los que volvieron, todos en el pueblo los habían dado por muertos hasta sus propias madres, ya que muchas de ellas recibieron telegramas de pésame mandados del ejército y luego habían recibido un cheque de indemnización por sus hijos muertos en combate.
Nudo
Luego durante aquel verano, los trenes de la noche del miércoles y jueves, siguieron trayendo soldados de vuelta y muchas madres de éstos iban desde temprano a los andenes a esperar y muchas de ellas lloraban de emoción porque acababan de recibir a su hijo y otras porque su hijo no había llegado.
El último soldado que llegó a fines de abril solo, fue Sergio Guebel, hijo de judíos y a quien a la madre no le habían dado pésame ni cheque, sino que le había llegado una carta del Comando felicitándola por la acción heroica de su hijo contra unos tanques, aunque para los que lo recibieron verlo sin medallas y sin una charretera de cabo o de sargento, les hacía pensar que el telegrama podía haber dicho eso como pudo haber dicho cualquier otra cosa; luego todo el pueblo se enteró de que sólo habían vuelto todos los soldados a este poblado.
Desenlace
Con los años todo se olvidó y ahora los trenes llevan turistas de lujo como el Norteño, que justo al momento de cruzar por el pueblo están de tertulia en el gran coche comedor, también pasa el Rápido, un tren de carga que viene vacío, luego el Mixto con vagones de carga y otros de pasajeros no para en el pueblo, el guarda lo saluda y en el pueblo se conoce y se reconoce el silbido de esos trenes, pero también se tiene el temor de despertar sobresaltado a medianoche y de que un tren llegue de repente, que no sea el Norteño, ni el Mixto ni el Carguero sino un Tren Nuevo, pare en el pueblo dando una larga pitada y se los lleve a todos, otra vez, para siempre en dirección hacia la capital.