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Respuesta:
Estamos habituados a la rivalidad. Entrenados durante décadas en la competitividad desmedida, nos cuesta tener en cuenta la opinión de los demás, compartir o colaborar.
Rivalidad en la política, en el deporte, entre empresas del mismo sector, entre trabajadores, entre alumnos…entre personas. Y también entre hombres y mujeres.
Hemos renunciado a las ventajas de compartir, de sumar esfuerzos o de crear. La igualdad de género en el siglo 21 la conseguiremos si logramos equilibrar las dos energías, colaborando hombres y mujeres en la consecución de un reto común: la igualdad. La confrontación entre géneros ya no ha lugar pues corresponde tan solo a una de las múltiples triquiñuelas del patriarcado que todavía hoy regenta nuestras vidas. Cambiemos el paradigma, está en nuestras manos
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