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Respuesta:
– Finalizada la Primera Gran Guerra (1914-1918), la firma de los tratados de paz entre las distintas naciones dejó un sentimiento generalizado de decepción, dichos tratados resultaron injustos en muchos casos, los repartos territoriales habían dejado gran insatisfacción y muchos deseaban la llegada de un nuevo conflicto para reclamar aquello que les “pertenecía”.
– El Tratado de Versalles redujo de manera considerable los territorios de Alemania y Austria, zonas pobladas tradicionalmente por el pueblo germano desde hacía siglos. Eran por tanto territorios históricos, ocupados por un pueblo con unas tradiciones, Historia, lengua y cultura comunes que había sido dividió a la fuerza por el Tratado de Versalles.
– Estados Unidos y Gran Bretaña opinaban que el Tratado de Versalles quizás había sido demasiado duro para Alemania, por lo que trataban a esta con un aire de displicencia. Además, en aquellos días, el avance del comunismo en Europa era algo aterrador y el hecho de que Alemania reconociese públicamente su contrariedad con aquel modelo era algo grato para aquellos. Supusieron, que si Alemania conseguía cierto nivel de rearme, podría frenar la amenaza comunista, pero no quisieron ver que sus verdaderos planes pasaban por una expansión no sólo hacia el Este, sino en todas direcciones.
Explicación:
Respuesta:
depende de como se aplique si lo quieres ver desde otro angulo mira la pelicula del nino con la pijama de rallas y la foto de mauthasen
Explicación:
«la Segunda Guerra Mundial fue la continuación de la Primera Guerra Mundial»; las guerras mundiales se esperaban incluso antes de la llegada al poder de Mussolini, Hitler y la invasión japonesa de China. Entre las causas más a corto plazo de la Segunda Guerra Mundial se puede mencionar el ascenso del fascismo italiano en la década de 1920, el militarismo japonés y sus invasiones de China en la década de 1930 y en especial la toma del poder político por Adolf Hitler y el Partido Nazi en Alemania en 1933, a lo que siguió una agresiva política exterior. El detonante del conflicto fue la declaración de guerra de Reino Unido y Francia a la Alemania nazi el 3 de septiembre de 1939, tras la invasión alemana de Polonia del día 1 de septiembre de aquel año.
En el periodo de entreguerras se había desarrollado en Alemania un fuerte espíritu revanchista tras la imposición del tratado de Versalles, que significó la aceptación de la derrota del país en la Primera Guerra Mundial. Los términos abusivos del tratado, que incluían la desmilitarización de Renania, la prohibición de unificarse con Austria o los Sudetes, la pérdida de territorios de habla alemana como Danzig, zonas bajo dominio histórico del Reino de Prusia o Eupen-Malmedy, las limitaciones en el ejército (Reichswehr), que quedó reducido a una fuerza militar simbólica y la cláusula que hacía responsable a Alemania de la guerra y con ella la obligación de pagar pesados tributos en forma de reparaciones de guerra hundió a la nación germana, especialmente tras la Gran Depresión. A ello se unió la inestabilidad del sistema político de la República de Weimar, ya que numerosos sectores políticos rechazaban su legitimidad. El ascenso al poder de Adolf Hitler en 1933 fue posible gracias a que el movimiento nazi supo capitalizar las quejas de la sociedad alemana y en función de su ideología comenzaron sus ambiciosas demandas que incluían el pangermanismo, la adquisición del «espacio vital» o lebensraum mediante la conquista de territorios del este de Europa y la eliminación del movimiento comunista alemán e internacional.