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LA CAZA SELECTIVA.
En fin, el futuro comienza a brillar, al menos desde el punto de vista de la fauna y la Naturaleza en general. Lamentablemente aún queda trabajo por delante, y paradójicamente son los cazadores, los mismo que hemos luchado por mantener y recuperar a la fauna, a los que debemos de dirigirnos hoy, nada menos que para modificar ciertos conceptos que resultan difíciles de cambiar, a pesar del daño que nos están haciendo.
El manejo de la fauna es actualmente una profesión como cualquier otra. No hay lugar en ella para la improvisación, o para aquellos que se niegan aceptar las evidencias científicas.
La idea de poder influenciar sobre el desarrollo de una especie, y de mejorarla, no es nueva. La misma ha sido aplicada en el transcurso de los siglos, fundamentalmente con las especies dedicadas al consumo humano, pero también ha habido múltiples tentativas de hacerlo con aquellas especies denominadas de caza, aplicando el conocimiento y las técnicas utilizados en los animales domésticos. Los resultados de estas selecciones fueron nefastos.
Para las especies "salvajes", el mejor criadero del mundo, con la mejor selección genética, es la Naturaleza misma. Querer mejorar en unas pocas centurias, y dentro de espacios reducidos denominados criaderos, lo que a la Vida le tomo millones de años en ese perfecto laboratorio conocido como Tierra es una soberana estupidez, por no decir un acto de soberbia ilimitada. Una cosa es criar vacas al voleo y en serie para matarlas antes de que completen su desarrollo, y otra muy diferente es tratar de criar animales salvajes perfectos, que recién serán sacrificados (teóricamente) en el ocaso de sus vidas.
Y el problema no termina en eso. Lo agravamos cuando comenzamos a tratar de que esos animales salvajes solo ostenten ciertas características, que desde nuestro limitado punto de vista, creemos son las mejores. Por ejemplo la cornamenta, o el color de la piel, o el tamaño de los colmillos.
Allí, justamente allí, es dónde terminamos de agravar las cosas. De a poco comenzamos a separar los animales "buenos" de los "malos" y lentamente vamos concentrando ciertas características genéticas, confinándolas a un grupo cada vez más reducido.
Lo que durante casi un siglo no vimos fue que lo único que estábamos haciendo con esto era lo que se denomina una "selección negativa", porque junto con las características de nuestro interés también estábamos confinando en ese mismo grupo los defectos genéticos, reforzándolos.
¿Cómo terminó el experimento de ingleses y alemanes con los ciervos luego de una centuria? En un grupo de animales no viables, casualmente por la concentración de defectos que portaban.
De eso se aprendió, y mucho. O al menos lo hizo la comunidad científica, y de alguna manera la información trascendió y alcanzó al menos a los criadores. Pero ésta no fue la única enseñanza que esa experiencia nos dejó.
Una de ellas, y la que es motivo de estas líneas, es el manejo de las hembras en las poblaciones de especies salvajes cinegéticamente interesantes, en particular los cérvidos, en la cual solamente el macho representa al trofeo.
¿Cuál es el concepto que predomina entre la mayoría de los cazadores, independientemente de su nacionalidad y nivel cultural? Las hembras no se matan. Sólo se matan los machos, y en la mayoría de los casos sin importar mucho sí el animal aún puede seguir aportando genéticamente a la especie, o sí es lo suficientemente añoso como para poder ser retirado del pool genético sin consecuencias importantes. En definitiva todavía se practica una especie de selección negativa, pero en éste caso eliminando en forma sistemática a los machos y dejando de lado a las hembras.
El concepto detrás de esto es el de que mientras se cuiden los vientres, ¡la manda solo puede crecer, y mejorar su calidad! ¿Sabe Ud. lo que realmente ocurre al final de un lapso de pocos años de ésta locura?
Al comienzo la manada crece, ya que la cantidad de vientres no solo se mantiene: se incrementa año tras año. Por supuesto que la cantidad de machos comienza a decrecer. Primero se van los trofeos, los únicos que deberían ser extraídos por su edad avanzada. Luego les siguen los animales adultos, aquellos que aún tienen mucho por dar genéticamente. Finalmente le siguen los inmaduros.
¿Qué ocurre con la manada mientras tanto? Las hembras siguen creciendo en cantidades anormales, y la relación macho hembra, que debe de ser idealmente de 1 a 1, pasa a ser de un macho para dos, luego para cuatro y finalmente para diez o veinte hembras.
Sí el exceso de hembras no es removido por uno de sus predadores naturales, en éste caso el hombre, y ese mismo hombre se dedica a extraer solamente los machos agravando la situación del grupo, la naturaleza finalmente toma las cosas en sus manos y corrige el defecto.
La observación del hombre dio origen a la caza selectiva porque fue el primer animal en domesticar a otro.
La caza selectiva:
La caza selectiva es una forma de caza que implica el seleccionar ciertos animales para cazar, mientras que otros animales se dejan en paz. Esto se puede hacer por una variedad de razones, tales como la necesidad de alimentos o el control de la población de una especie. A veces, la caza selectiva se realiza para proteger a ciertas especies de animales.
La caza selectiva es una forma de caza que implica el seleccionar ciertos animales para cazar, mientras que otros animales se dejan en paz. Esto se puede hacer por una variedad de razones, tales como la necesidad de alimentos o el control de la población de una especie. A veces, la caza selectiva se realiza para proteger a ciertas especies de animales.
Conoce más sobre la Caza Selectiva en:
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