• Asignatura: Historia
  • Autor: WITHEREDBONTRAP
  • hace 8 años

leyenda de la sandalia de oro​

Respuestas

Respuesta dada por: garciathalia
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Respuesta:LA SANDÍA DE ORO

Érase una vez un pobre que tan sólo tenía un pedazo de tierra, donde trabajaba día y noche.

Vino la primavera. Un día, cuando el pobre empezaba a labrar la tierra, vio de repente en el cielo una cigüeña volando. Justo cuando pasaba por encima de su cabeza la cigüeña cayó en picado contra el suelo.

El hombre se acercó y vio que la cigüeña tenía un ala rota. Se la llevó a su casa y comenzó a curarla. Durante mucho tiempo estuvo cuidándola hasta que un día el pájaro se recuperó y se marchó volando.

Pasó el tiempo y un día que se disponía el pobre a sembrar la tierra vio que sobre su cabeza volvía a volar la misma cigüeña, la cual le tiró tres semillas de sandía desde el cielo. El pobre las plantó en su pequeña huerta.

Después de unos días las semillas germinaron. El pobre trabajaba sin escatimar fuerzas. Escardaba, aporcaba y regaba las plantas con diligencia. Las sandías maduraron y llegó el tiempo el recoger la cosecha.

El hombre cogió las tres sandías más grandes. Eran tan enormes que a duras penas se las pudo llevar a su casa. Una vez allí invitó a toda su familia y amigos. Quiso cortar una sandía pero no pudo atravesar la cáscara. Con la segunda y la tercera ocurrió lo mismo.

Por fin el pobre golpeó con gran fuerza y la sandía se abrió. Nadie podía creer lo que veían sus ojos. En vez de pulpa roja dentro de la sandía había monedas de oro. En las otras dos sandías también había oro. Lleno de alegría el pobre repartió todas las monedas a sus invitados. Todos abandonaron la casa del campesino muy contentos.

"Otoño carmesí", obra del artista uzbeco O'rol Tansiqboyev

“Otoño carmesí”, obra del artista uzbeco O’rol Tansiqboyev

De cada tallo de sandía crecieron diez sandías. El hombre pobre recolectó todas las sandías y empezó a vivir en la abundancia.

Vivía vecino al pobre un ricachón. Un día se acercó hasta la casa del pobre y le preguntó:

– “Vecino, ¿cómo es que te has enriquecido tanto?”

El pobre le contó todo lo que había ocurrido.

– “¡Ah, si yo tuviera tanto oro!” – pensó el ricachón, y se fue al campo.

Allí vio a la cigüeña que estaba posada en la tierra. Se acercó cautelosamente a ella y en el momento oportuno le golpeó la pata. Hecho esto, la asió y se la llevó a su casa para curarla. Después de unos días el pájaro se recuperó y se marchó volando.

Cada día el ricachón salía al campo y esperaba a la cigüeña. Un día apareció volando sobre el campo, maravillosa, la cigüeña, y le tiró tres semillas, que el ricachón se apresuró a plantar.

Cuando las sandías maduraron, el ricachón invitó a todos sus parientes a su casa. En cuanto golpeó la sandía, su corteza se agrietó, se rompió y de dentro de la sandía salieron abejorros tan grandes como nueces, que se pusieron de inmediato a picar al ricachón y a sus parientes. Todos tenían las mejillas inflamadas, los ojos cubiertos y los labios hinchados.

Y el pobre vivía como en Jauja y se reía del ricachón envidioso.

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