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Respuesta:En este mundo globalizado en que vivimos, el asunto de la diversidad cultural se ha convertido en un punto importante en la agenda de la comunidad internacional. Mientras el rápido desarrollo de los medios de comunicación y transporte ha hecho posible la existencia de sociedades multiculturales, e incluso de un sentimiento de cultura universal, parece ir en aumento, de forma paralela, la reafirmación de las especificidades locales y las identidades culturales. Muchos pueblos, comunidades, grupos e individuos están luchando por preservar y proteger su identidad cultural, a la que otorgan un gran valor porque la consideran una parte importante de su dignidad como seres humanos. Por lo tanto, existe una demanda cada vez mayor de promoción y protección de los derechos humanos en lo cultural. Los derechos culturales, sin embargo, se han tenido muy poco en cuenta en las leyes internacionales sobre derechos humanos. No existe un consenso claro sobre qué derechos deben considerarse “derechos culturales”, y sobre cuál es la mejor manera de ponerlo en práctica. También existe un debate en cuanto a si la promoción y protección de los derechos culturales debería estar en consonancia con la propia noción de universalidad de los derechos humanos.
Explicación:
Respuesta:
La vinculación de los derechos humanos en la diversidad cultural radica en que establece derechos imprescindibles para el normal desenvolvimiento de estas culturas, dos ejemplos más resaltantes en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, son:
• Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
• Todos tienen derecho a la protección contra la discriminación.
Las defensas de los derechos humanos aplican para todos, y todas, sin distinción alguna ni limitaciones, residencia, raza, sexo, no obstante, entre algunas culturas chocan, al no coincidir, o se vinculan entre si mismas. La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto por la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas pertenecientes tanto a minorías como a pueblos autóctonos.
En este mundo globalizado en que vivimos, el asunto de la diversidad cultural se ha convertido en un punto importante en la agenda de la comunidad internacional, ya que los derechos humanos promueven la diversidad cultural, al ofrecer a las personas y los grupos la posibilidad de expresar y desarrollar libremente su identidad cultural; acceder a la herencia cultural y religiosa y la información de su propia comunidad y de otros grupos. Mientras el rápido desarrollo de los medios de comunicación y transporte ha hecho posible la existencia de sociedades multiculturales, e incluso de un sentimiento de cultura universal, parece ir en aumento. Muchos pueblos, comunidades, grupos e individuos están luchando por preservar y proteger su identidad cultural, junto a sus tradiciones y lenguas a la que otorgan un gran valor porque la consideran una parte importante de su dignidad como seres humanos. Por lo tanto, existe una demanda cada vez mayor de promoción y protección de los derechos humanos en lo cultural. Los derechos culturales, sin embargo, se han tenido muy poco en cuenta en las leyes internacionales sobre derechos humanos. No existe un consenso claro sobre qué derechos deben considerarse “derechos culturales”, y sobre cuál es la mejor manera de ponerlo en práctica. También existe un debate en cuanto a si la promoción y protección de los derechos culturales debería estar en consonancia con la propia noción de universalidad de los derechos humanos.
Explicación: