• Asignatura: Historia
  • Autor: kellyarisbel5701
  • hace 8 años

Por que durante el gobierno de samper se puso en evidencia la vulnerabilidad de las instituciones del gobierno?

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Respuesta dada por: juangui8agil
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Respuesta:

Durante la mayor parte de su gobierno, Ernesto Samper tuvo duros enfrentamientos con los militares. El primero de ellos fue la filtración de un documento secreto sobre la posibilidad del despeje del municipio de Uribe para dialogar con las FARC.  

"El explosivo documento de Bedoya se mantuvo en total secreto hasta que la revista Semana lo publicó en la edición que empezaba a circular el domingo 2 de julio y que tituló "Ruido de sables". A las 11 de la mañana de ese día, Juan Fernando Cristo, consejero de comunicaciones del Palacio de Nariño, llamó a Cartagena al presidente Ernesto Samper -quien había viajado a la Casa de Huéspedes Ilustres para descansar en el puente festivo y de paso presidir una ceremonia en la Base Naval al lado del general Zúñiga, quien ya había regresado de vacaciones- y le informó que la revista revelaba la existencia del memorando del general Bedoya sobre la desmilitarización de Uribe y que por la presentación que el semanario hacía del documento seguramente se iba a armar una gran polvareda.

--Eso fue Bedoya. Llame a los medios de comunicación y dígales que voy a hablar en la ceremonia de la Armada. Voy a parar esta vaina y a sacar a ese general--, instruyó el jefe del Estado a Cristo, notoriamente enfadado.

Mientras Crimunicaba con la Casa de Nariño para que desde allí se convocara a los corresponsales de los principales medios de comunicación, Samper pidió que localizaran al ministro Botero en la casa de su padre, el pintor Fernando Botero, en Pietra Santa, Italia, a donde acababa de llegar con su familia para pasar unos días de descanso.  

Los encargados de hacer la llamada no encontraron al ministro, quien acababa de salir de compras y le dejaron un mensaje urgente con el artista, quien contestó el teléfono.  

Una hora más tarde, Botero se comunicó con el Presidente en Cartagena y lo notó de muy mal humor.

--Fernando, Bedoya filtró el documento y voy a sacarlo ya--.

--Presidente, espérate un momento, tomo un avión de regreso de inmediato y averiguo, y si la decisión al final es sacarlo, pues lo sacamos--, replicó el ministro de Defensa y Samper aceptó.

Mientras esto ocurría en Cartagena al promediar el domingo, el comandante del Ejército almorzaba en la casa de su madre cuando recibió una llamada del general Zúñiga.

--Harold, me acabo de enterar de que salió publicado un artículo con un memorando suyo sobre el despeje. ¿Usted qué sabe?--, le dijo el comandante de las Fuerzas Militares a Bedoya, quien a esa hora no sabía que el Presidente ya tenía en sus manos el artículo de Semana.

--Mi general, ese es el documento que usted conoce sobre la posible entrega del territorio de Uribe a las Farc. No sabía que iba a salir publicado pero en todo caso usted sabe que yo asumo la responsabilidad por lo que dice ese documento--, respondió Bedoya.

Al tiempo que Zúñiga enviaba un avión de la Fuerza Aérea a Caracas, Venezuela, para trasladar a Botero lo más rápidamente posible a Bogotá después de su retorno de Europa ese lunes festivo, Samper utilizó la ceremonia de ascenso de alféreces en la Base Naval de Cartagena para enfrentar el escándalo. El jefe del Estado modificó el discurso que sus asesores habían escrito con anterioridad y agregó un párrafo en el que no hizo mención al memorando del comandante del Ejército, pero pronunció una de las frases más célebres de su mandato: "aquí mando yo".

Mientras el escándalo subía de temperatura y se hacían apuestas por la salida de Bedoya, el ministro de Defensa se reunió con el presidente Samper pocos minutos después de que el avión de la Fuerza Aérea aterrizó en el aeropuerto Eldorado. Aun cuando Botero reconoció que había sido un error filtrar el documento, le otorgó al oficial el beneficio de la duda y le dijo a Samper que sacar al comandante del Ejército sin una prueba contundente de su responsabilidad en la publicación del memorando significaba entregarle una cabeza muy valiosa a la guerrilla, en un momento en el que los editoriales de los más influyentes diarios del país le daban la razón a Bedoya.  

Preocupado porque el Presidente insistía en culpar al militar por ponerle un palo a la rueda de la paz, Botero llamó al oficial y le pidió que se encontraran en la Casa Militar de Palacio antes del mediodía.  

--¿Qué fue lo que pasó?, general Bedoya--.  

--Primero que todo, ministro, yo no sé qué hace usted aquí. Usted debería estar con su papá. Estamos hablando de una realidad. Entregarle unos territorios a unos terroristas no se puede hacer...--.

--General, apaguemos este incendio porque le van a volar la cabeza. Vamos a sacar una declaración en la que se va a respaldar la política de paz del Gobierno y olvidemos este asunto.  

 

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