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Respuesta:
Las características que presenta la filosofía moderna, a grandes rasgos, son:
a) Desplazamiento de la cuestión teológica en favor de una mayor centralidad de los problemas de la naturaleza y el hombre.
Maticemos, desplazamiento, que no ruptura. Este desplazamiento se hace patente por la situación de crisis, pero un análisis riguroso nos hace ver que, en el fondo, la mayoría de los pensadores de la modernidad intentan, de una u otra forma, fundamentar su visión de la realidad en Dios.
De todas formas, hay una nueva forma de acercarse a la realidad en esta época de crisis. Ésta va a venir suministrada por la naciente ciencia (Galileo) que al hacer una interpretación mecanicista de la realidad física, le aporta una regularidad tal que de ella es posible un conocimiento firme, seguro, matemático, indudable. Éste comenzará a ser el paradigma nuevo del conocimiento y se buscará en todos los ámbitos una seguridad semejante a la aportada por él.
b) Insistencia en el sujeto humano como punto de partida del conocimiento. Ello supone el abandono de la tesis del realismo ingenuo de la Antigüedad y el Medioevo que sostenía que en el conocimiento se me da el objeto o cosa tal como es, y tal como sería aunque yo no lo conociera.
c) Primacía de la Gnoseología sobre la Ontología. Al desplazarse el interés de la realidad tal como es al sujeto. Lo que nos interesa fundamentalmente –y esta afirmación habría que matizarla mucho- es lo que el sujeto conoce. En consecuencia, la filosofía primera, el saber fundamental y fundante de los otros, ya no será la Ontología, reflexión sobre el ser, sino la Gnoseología o Teoría del Conocimiento, reflexión sobre el conocer. De ahí que, quizás, el primer problema que se plantearán los filósofos de la modernidad será el del alcance o límites de nuestras facultades cognoscitivas.
d) El concepto de verdad también varía. La verdad ya no es entendida en el sentido clásico de “adecuación de la cosa con el intelecto”. Aunque a veces se defina así o de forma parecida lo que se quiere decir es otra cosa. Las riendas del conocimiento y por tanto de la verdad, propiedad del conocimiento, ya no estarán en la cosa misma, sino en el propio intelecto del ser humano. Pero, ¿qué hay en el entendimiento que pueda darme noción de verdad? La certeza. Es decir, el sentimiento de seguridad que siempre acompaña a la posesión de la verdad. Aquí estará el punto arquimédico, por eso, habrá que buscar los rasgos de esa certeza que tienen que ser comunes a todos los seres cognoscentes.
Filosofía Contemporánea
Más exactamente, la filosofía contemporánea comienza con la crisis del Idealismo alemán (Fichte, 1762-1814, Hegel, 1770-1831 y Schelling, 1775-1854), en la segunda mitad del siglo XIX, como un intento de superación del pensamiento hegeliano. Resulta muy difícil establecer las características de esta época, como no sea la de la existencia de múltiples y opuestos sistemas filosóficos, ninguno de los cuales parece dominar sobre el resto. Dada la puntualización anterior, se puede arriesgar una caracterización común si nos limitamos a dos cuestiones: escasa valoración de la realidad trascendente (Dios y el mundo espiritual): tal vez éste es uno de los rasgos más comunes a los sistemas filosóficos posthegelianos, pues de una u otra manera la filosofía contemporánea se despreocupa de lo trascendente (con la excepción de la fenomenología y de corrientes menores como el personalismo y la neoescolástica), y en algunos casos parece definirse incluso por su oposición a lo trascendente (marxismo, vitalismo, filosofía analítica, ...); crisis de la razón: es también común la duda respecto de que la filosofía pueda alcanzar una descripción racional de la realidad, al menos en el sentido fuerte de racionalidad que ha dominado durante la mayor parte de la historia de la filosofía: la razón como el instrumento para el conocimiento absoluto (objetivo, universal, informativo y explicativo); en algunos casos porque expresamente se reivindica el irracionalismo (Nietzsche), en otros porque se defiende, también expresamente, el ámbito de la finitud (marxismo, existencialismo), y, finalmente, en otros porque se declara que sólo las ciencias son capaces de obtener un verdadero conocimiento de la realidad (positivismo, neopositivismo y filosofía analítica).
Explicación: