Respuestas
Tras décadas de desarrollo militar soviético conseguido en detrimento del desarrollo de la economía doméstica, el crecimiento económico llegó a un punto muerto. Los fallidos intentos de reforma, una economía estancada y la guerra de Afganistán fueron provocando un progresivo sentimiento general de descontento, especialmente en las Repúblicas Bálticas y en el Bloque del Este. Las reformas políticas y sociales más profundas, llevadas a cabo por el último líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, y denominadas perestroika y glásnost, crearon una atmósfera de crítica abierta al régimen de Moscú. La dramática caída del precio del petróleo en 1985 y 1986, y la consecuente falta de divisas que debían utilizarse en la compra de grano en los siguientes años influyó profundamente en la actuación de los líderes soviéticos. Algunas Repúblicas Socialistas Soviéticas empezaron a resistirse al poder central de Moscú, al calor de la relativa democratización. El déficit comercial amenazaba las arcas de la Unión, acercándola a una posible situación de quiebra debido al colapso económico de la Unión Soviética.
La Unión Soviética colapsaría finalmente en 1991. Tras el fallido golpe de Estado de agosto, los acontecimientos se precipitarían. Gorbachov acabaría dimitiendo el 25 de diciembre, y el Soviet Supremo reconocería al día siguiente la extinción de la Unión, disolviéndose y asumiendo Rusia los compromisos y la representación internacional del desaparecido Estado.