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Los negros fueron grupos sociales que constituyeron el mosaico pluricultural de la Nueva España. Fueron traídos a América como esclavos. Algunos fueron arrancados de sus tierras de origen en África: “bozales”. Otros llevaban años viviendo en Europa: “ladinos”. Eran más apreciados que los indígenas por su costo económico.
Su fortaleza en los trabajos pesados mejoraba mucho su valor monetario. Laboraron principalmente en las minas y en los ingenios azucareros. Los esclavos negros y sus descendientes (los mulatos) tenían características físicas que los hacían resistentes al trabajo de sol a sol.
A los esclavos negros se les llegó a clasificar por su forma de proceder: “cafres” por su torpeza y “cimarrones” por fugitivos.
El empleo de los negros como esclavos no se redujo a las minas o a la zafra. Muchos trabajaron como sastres o cocineros (de avanzada edad). Otros más en el servicio doméstico y a los niños se les llegó a comparar como “mascotas” de los niños blancos. El modo de producción esclavista es propio de un nivel de desarrollo de las fuerzas productivas netamente preindustrial. El capital es escaso, no habiendo incentivos para la inversión aunque se amasen inmensas fortunas (se acumulan objetos de lujo, propiedades inmuebles y esclavos, no interesando los bienes de producción como maquinaria); las técnicas son muy rudimentarias y tradicionales, no habiendo incentivo para mejora aunque pueda haber un espectacular desarrollo intelectual precientífico (la filosofía clásica). Tierra y trabajo son las fuerzas productivas fundamentales.
En el modo de producción esclavista, la fuerza de trabajo está sometida a esclavitud, es decir: no es propiedad de los trabajadores que por tanto no tienen que ser retribuidos (los proletariados del modo de producción capitalista poseen al menos su fuerza de trabajo y han de ser retribuidos con el salario). La reproducción de la fuerza de trabajo queda así como responsabilidad del propietario del esclavo, que por su propio interés alimenta e incluso incentiva a la reproducción biológica de sus esclavos (a diferencia de los esclavos, los proletarios han de encargarse de ello por sí mismos con la retribución salarial que reciben por su trabajo). En el modo de producción esclavista, las relaciones sociales están basadas en la propiedad y el derecho, que convierten a unas personas en libres y otras en esclavas (en el modo de producción feudal, la propiedad y el derecho, más bien derechos y privilegios en plural, son términos confusos que señores y siervos comparten). El interés en la mejora de la producción corresponde únicamente al propietario, pues el esclavo no se beneficia ni se perjudica directamente por una mejor o peor cosecha (en el modo de producción feudal ese interés corresponde al siervo y en el capitalista al empresario capitalista).