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Resumen
Partiendo de los conceptos de ética y deontología se presenta una discusión
acerca de la dimensión ética de la profesión y la dimensión ética de las organizaciones.
Se diferencia entre principios, valores y obligaciones como componentes de los códigos
deontológicos y se estudian éstos como la representación última de las dimensiones
éticas analizadas. Se concede importancia a las asociaciones y colegios profesionales
como responsables de la elaboración, difusión y práctica de los códigos deontológicos
de la profesión, y a la cultura corporativa, como componente de la identidad corporativa
de la organización que sustenta su ideología y define y transmite los valores
compartidos.
Nos encontramos en una época de densidad ética debido a que las normas éticas
se están convirtiendo en el referente en sociedades avanzadas. La ética como indicativo
para la acción: cuestiones que apelando a las leyes se resuelven mal y encuentran una
mejor solución si se encauzan desde la ética a causa de la conciencia, de modo que se
sitúan por encima de la ley, en un rasgo de coraje y futuro, al reformular normas para el
beneficio de los demás, para mejorar. La ética que proponemos es una ética dialógica,
definida por Adela Cortina1
como Ética de mínimos, universal y de consenso, ética de
principios generales presentes en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Es el bien consensuado, dialogado entre todos, ya que el bien y las normas son
dinámicos y cambiantes.
El poder de la ética asumido por todos se encuentra representado en la
Deontología como teoría del deber aplicado a una profesión. Cortina enumera cuáles
son los elementos que conforman la dimensión ética de una profesión: la finalidad de la
actividad, la formación del carácter, la actividad grupal, las buenas prácticas, los
usuarios y la metodología para lograr un lenguaje común.