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Respuesta:
La historia habla de un hombre que era zapatero llamado Fiódor,
este hombre se pasaba el día quejándose de todos sus quehaceres y de su vida
como pobre, renegaba que las personas mientras dormían y se divertían él
trabajaba sin descanso arreglando sus zapatos y cosiendo para el primero
que llegara.
Se quejaba de todos sus clientes, sobre todo a uno que
vivía en una de las calles, un hombre con aspecto vano de grandes
lentes y una voz ronca. Fiódor fue a su casa a tomarle las medidas y lo
encontró triturando una cosa en el mortero la cual salpicaba llama roja con
olor a azufre, se retiro de la casa de aquel hombre y por el camino iba
pensando que nadie que tuviera temor de Dios se ocuparía de esas tareas.
Al llegar a casa Fiódor se tomo una botella entera y
después que la vació apoyo su cabeza sobre la mesa y al lado dejo las botas y
pensativo se decía todo lo que deseaba que le sucediera a los ricos.
Todos estos pensamientos
empezaron a recorrer la cabeza de Fiódor, y de pronto se acordó de su tarea y
abrió los ojos y dijo. En qué estoy pensando! Tengo que llevarle a mi cliente
sus botas ya tengo tiempo de haberlas terminado.
Salió a la calle a llevar
el pedido de su cliente, hacía mucho frío y caía nieve había mucha oscuridad y
el piso estaba resbaladizo. Pasaban hombres ricos en sus carruajes y
muchos se burlaban de él, le sacaban la lengua entre risas. Todo esto hacia que se sintiera más triste que nunca.
Se encontró en el camino a un zapatero de otro país, el cual le
reitero que él se había casado con una mujer rica y que él solo era menesteroso
y que no tenía nada que comer, Fiódor molesto comenzó a perseguirlo hasta que
llego al oscuro paso que lo dirigía a la casa de su cliente. Lo
encontró de nuevo sentado triturando algo con su molino y le dijo aquí le
traigo sus botas excelencia.
El cliente se levanto y se
empezó a poner las botas, cuando en eso Fiódor observa que no tenia dedos sino
una pezuña como la de un caballo; este se dio cuenta de inmediato que era
el malvado y se dijo que quizás este sería su primer y último encuentro con el
así que tenía que aprovecharlo, se reverencio ante él, el malvado se sintió
halagado por las cosas que Fiódor le decía y le dijo ¿Qué quieres? Y el
zapatero sin pensarlo le respondió que quería ser rico porque desde niño
siempre envidio a los ricos. Y este le contesta a cambio tu alma será mía, y
Fiódor le responde pero cuando usted me dejo sus botas no le pedí a cambio
dinero por adelantado, y convinieron el trato.
El malvado disipó un humo del molino y se convirtió en un
hombre rico, empezó a vivir su vida como rico, a comer bien y tenía una esposa
muy hermosa, pero entre tantos lujos el no hallaba su comodidad. Fiódor asistía
a la iglesia como todos y observaba que iban tanto pobres como ricos, que
entonces no veía la diferencia y decía que después de la muerte al rico no lo
enterrarían con su oro y sus diamantes sino en la tierra negra en la que todos
iban a estar, no se sentía nada bien con ser rico y no tenía el comportamiento
de un caballero de honor así que la gente se burlaba de las cosas que quería
hacer, recordando cuando era pobre.
Así fue como apareció el
malvado de nuevo y le dijo ya he cumplido mi parte del trato ahora irás conmigo
porque tu alma me pertenece, ahora sabes lo que significa ser rico. Fiódor de
pronto abrió los ojos y se vio en la mesa con las botas a un lado y a su
cliente en frente diciéndole tuvo dos semanas para arreglarles las botas y no
había hecho nada, y le dijo voy a darte una lección. El zapatero bajo su cabeza
con pena y termino su trabajo y aprendió a no tener envidia de nadie y se dijo
que el destino de pobres y ricos es el mismo a la hora de morir.