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con vinagre y bicarbonato
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1Usa vinagre blanco. El vinagre reacciona con el óxido y lo disuelve para quitarlo del metal. Remoja el metal en el vinagre blanco por algunas horas y después restriega el óxido
2 Prueba con limón y sal. Rocía sal sobre el área oxidada de manera que quede cubierta totalmente y luego exprime el limón por encima. Usa la mayor cantidad de jugo que puedas y deja que la mezcla se asiente de dos a tres horas antes de restregarlo.
3 Haz una pasta con bicarbonato de soda. Mezcla el bicarbonato con agua hasta que esté lo suficientemente espeso para esparcirlo en el metal. Dale tiempo para que se asiente y luego restriégalo.
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