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Los líderes de la Iglesia han dicho en repetidas ocasiones que las personas de todas las naciones deben trabajar conjuntamente para promover la libertad religiosa.
“Los miembros de la Iglesia procuran crear buena voluntad entre las personas de todas las creencias religiosas, convicciones políticas y de todas las razas”, dijo el presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, en el Simposio Religioso John A. Widtsoe, en la Universidad del Sur de California, Los Ángeles, California, EE. UU., en abril de 2015.
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También dijo: “El empeño por acabar con las tradiciones de desconfianza y mezquindad y vernos realmente los unos a los otros con otros ojos —no como extranjeros ni adversarios, sino como compañeros de viaje, hermanos y hermanas, e hijos de Dios— es una de las experiencias más difíciles y a la vez una de las más gratificantes y ennoblecedoras de nuestra existencia humana”. Su solicitud de que haya respeto y comprensión fue una de varias que recientemente han hecho los profetas y apóstoles.
“No debería haber antagonismo entre la religión y el gobierno”, dijo el élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en la Corte/Conferencia del Clero en la Congregación B’nai Israel, en Sacramento, California, EE. UU., en octubre de 2015. “Todos perdemos cuando prevalece un ambiente de ira, hostilidad o contención”, dijo.