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Una de las mujeres más asediadas de finales del siglo XVIII, que removió los cimientos de palacio de gobierno, conquistando el corazón del Virrey Don Manuel de Amat, fue Micaela Villegas, apodada “La Perricholi”. Se enamoraron perdidamente, tuvieron un hijo, juntos. Finalmente se separaron el virrey retornó a España y la Perricholi, abandonada, se casaría años más tarde.
Doña Micaela Villegas, nació en 1748. Desde niña se veía atraída por los perfumes, los rubíes y los vestidos elegantes que sólo pocas mujeres de la aristocracia limeña tenían el privilegio de lucirlas.
El teatro era su pasión. Cuando tenía doce o trece años se pasaba horas o días enteros actuando y fantaseando frente al espejo. Soñaba ser una distinguida actriz limeña. Ya por los años 1761, Micaela debutó como comediante en el teatro. La mozuela quedó presuntuosa por su actuación; y el público, complacido lo laureó con aplausos y elogios, desde entonces nunca más dejó de actuar en el teatro.
A los 20 años, su talento, elegancia y elocuencia habían convertido a la doncella Micaela en una verdadera actriz de teatro. La notable clase limeña quedaba impresionada por su distinguida actuación. Todos los días el teatro se abarrotaba de público. Los buenos comentarios que hacían de la joven Micaela llegaron inmediatamente a los oídos del Virrey Manuel de Amat. No se aguantó de la curiosidad, y empezó a frecuentar el teatro “La Comedia”. Quedó prendado por su gracia, su chispa y su natural gallardía. A los pocos días la mandó llamar a Palacio. Todos los días se frecuentaban, nunca se supo cuando formalizaron su relación amorosa.