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La conservación de alimentos como frutas y verduras requiere siempre una especial atención ya que constituyen un grupo de alimentos que suelen consumirse crudos, lo que significa que es imprescindible mantener sus cualidades al máximo nivel de calidad y seguridad posible. Estos alimentos crudos suponen, en ocasiones, una carga de microbios que, si no se desinfectan bien, pueden llegar a constituir un riesgo. Por tanto, antes de consumir deben desinfectarse desde las hojas hasta las raíces. Hay que eliminar las partes externas sucias, las que estén podridas, descoloridas o en mal estado. Para ello, se aplica un chorro de agua a presión y se sumerge el alimento en otro recipiente con agua y un poco de lejía. No debe dejarse en remojo durante mucho tiempo para que no pierdan sus propiedades