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La autoconstrucción es una práctica común de los grupos más desprotegidos que habitan estas zonas irregulares, donde la mayoría de las viviendas guardan ese estado de heterogeneidad y precariedad, que no brinda seguridad a sus moradores; por el contrario, constituye la vía informal a través de la cual se han solucionado parcialmente los problemas de residencia, ya que los pobres al carecer de recursos y acceso a programas de vivienda, hace que las estrategias de sobrevivencia y de autoconstrucción sean las alternativas a las que tienen acceso para protegerse y obtener un espacio para vivir.
Los accesos a los asentamientos irregulares son muy limitados, con frecuencia el transporte no llega a todos los sitios, por lo que la gente debe caminar largas distancias para llegar a sus trabajos, escuelas, hospitales.
Las calles no están pavimentadas, en temporada de lluvias se inundan los accesos y permanecen en esas condiciones a veces hasta por largo tiempo, y esto desencadena enfermedades y epidemias como las ya antes mencionadas.
Algunos grupos marginados, ante la falta de servicios como drenaje y recolección de basura, vierten sus desechos domiciliarios a las lagunas y a los ríos. Esto propicia contaminación, y problemas sanitarios, dando lugar a conflictos y demandas de estos grupos que se traducen en movimientos sociales de presión, ante los municipios responsables de brindarlos, aunque la política es de no proporcionarlos por ser espacios que han sido invadidos. La lógica seguida por las autoridades es que si los otorgan constituye el principio de la regularización.
Los botaderos a cielo abierto que funcionan sin ningún tipo de control y que son fuentes de contaminación, se localizan en la periferia de la ciudad, a distancias relativamente cortas de las zonas habitadas, por lo que representan una amenaza a la salud pública.
En la zona conurbada existen grandes núcleos de población que requieren ser reubicados por el riesgo que representa su permanencia en esos espacios. Se cuenta con reserva territorial en algunos municipios para construir la infraestructura urbana necesaria, sin embargo, el proceso de negociación de los habitantes y el Instituto Tamaulipeco de la Vivienda Urbana (ITAVU), suele llevar mucho tiempo para su reubicación, a veces por burocracia y otras por no convenir a los implicados.