Respuestas
para poder asegurar las relaciones entre el poder político y la actividad económica; la intervención del Estado en esta última; y el control de la moneda. Así, tendieron a la regulación estatal de la economía, la unificación del mercado interno, el crecimiento de población, el aumento de la producción propia —controlando recursos naturales y mercados exteriores e interiores, protegiendo la producción local de la competencia extranjera, subsidiando empresas privadas y creando monopolios privilegiados—, la imposición de aranceles a los productos extranjeros y el incremento de la oferta monetaria —mediante la prohibición de exportar metales preciosos y la acuñación inflacionaria—, siempre con vistas a la multiplicación de los ingresos fiscales.